- ¿Como empieza la SEFAC?
Antes de constituirse la SEFAC (Sociedad Española de Farmacia Comunitaria) no existía una Sociedad Científica nacional en la Farmacia española. Sí que había una empresarial y alguna más enfocada a un determinado campo de la Farmacia, pero no la Comunitaria.
Al no existir, cada curso que se organizaba para tratar el tema era impartido por ponentes venidos de otros ámbitos, como médicos o profesores de universidad, hecho que constataba la triste realidad de sabernos incapaces de explicarnos a nosotros mismos cómo debía ser la profesión o hacia dónde debía ir.
A partir de ahí se pusieron en marcha engranajes para fusionar a las Sociedades Científicas regionales, como la valenciana, la aragonesa LIFARA, la madrileña FACOR y algunas más, para, entre todas, crear nuestra Sociedad. En definitiva queríamos dejar de reaccionar a opiniones externas y accionar según las nuestras, ya que hablábamos de nuestra profesión.
SEFAC nace en el año 2000, se consolida plenamente en el 2008 y a día de hoy rebasamos los 3.000 socios.
Nuestro auge como Sociedad coincidió con el comienzo de la crisis; a muchos compañeros les gustó conocer nuestro discurso sobre la dignidad de la profesión y la responsabilidad del farmacéutico. Buena cuenta es la gran asistencia a nuestros Congresos bianuales.
SEFAC es una Sociedad Nacional, no es una Federación.
- ¿Crees que en nuestra profesión lo dejamos todo por un 30% pensando que sería eterno?
Cierto es que hubo un problema de acomodamiento que podíamos situar alrededor de los años 80 del siglo pasado. Pero mirando con perspectiva veremos que la Farmacia española en la segunda mitad del siglo XX, junto con toda la sociedad, hizo una hazaña tremenda creando un modelo de capilaridad a lo largo y ancho de todo el país, con un servicio permanente de Farmacia, las 24 hora del día, y a relativamente pocos kilómetros de cualquier punto de la geografía.
Esto no es habitual ni en países más desarrollados que el nuestro -prueba a buscar una farmacia en la Inglaterra rural una noche cualquiera- y nosotros lo hicimos.
Una vez conseguido esto, quedaron años que se movieron en la inercia, quizás por no existir un marco conceptual para desarrollar otros campos de la Farmacia. Al final de la década de los noventa, la Farmacia española comenzó a cambiar radicalmente. ¿Debió haber sido antes? Claro que sí, pero ya sabemos que la inercia no suele ser proclive a cambios. Por contra la crisis nos espoleó y nos hizo ver la realidad: «o espabilo o voy a ser sustituido», y es que a la sociedad, o le das un valor añadido o te quita.
- La tendencia de cualquier mercado es a eliminar intermediarios. ¿Crees que nos vendemos bien como para no ser catalogados así, de simples intermediarios?
¿Recuerdas los dibujos animados, cuando una bola de nieve iba rodando y agrandándose por una pendiente mientras el Coyote corría delante? Pues así veo yo ahora mismo a la profesión. Si nos dormimos un segundo nos pilla la bola. Vamos muy justos de tiempo.
El gran problema que tenemos ahora es la liberalización que, aparte de eliminar la red capilar que antes comentábamos, también acabará con un concepto fundamental: la independencia profesional. No podemos comparar un equipo profesional e independiente, como el de una farmacia base -pongamos titular, adjunto y auxiliar-, con la plantilla de farmacias de grandes corporaciones en las que esa independencia profesional queda anulada o supeditada por unos intereses comerciales.
Para no ser simples intermediarios necesitamos demostrar nuestro valor añadido como farmacéuticos. Y ese valor, una vez conseguido el acceso universal al medicamento, va unido a conseguir un uso adecuado y racional del fármaco. De ahí saldrán todos los servicios que podamos ofrecer: hay que conseguir que el paciente use el medicamento lo mejor posible.
Obviamente, en ese uso racional debemos estar muchos profesionales implicados, pero el valor que aporta el farmacéutico comunitario es único; piensa que prácticamente somos el primero y el último en ver al paciente, primero cuando aconsejamos la visita al médico, y último cuando el paciente vuelve con su receta. El segundo valor añadido es que la farmacia, aparte de una plataforma de acceso al fármaco, puede serlo también a otros servicios asistenciales sanitarios.
- Un pilar del modelo mediterráneo es la farmacia rural. ¿Aguantará mucho?
Antes de nada, la farmacia rural está mal porque el mundo rural está mal. Es una consecuencia directa. En España hay un desequilibrio enorme entre la costa y el interior, dando como resultado mucho desierto poblacional por cotas bajísimas de densidad de población en ciertas zonas. Incluso nos han llegado a llamar la Laponia mediterránea.
En estas circunstancias, el servicio que da la farmacia rural a las poblaciones pequeñas y envejecidas es fundamental, aunque la realidad es que existe un enorme problema de sostenibilidad. Por si fuera poco, este problema se agrava con la normativa de las residencias: ahora la atención la puede dar cualquier farmacia. Piensa en una población pequeña, sobre los 700 habitantes, que disponga de residencia y que ésta sea servida por otra farmacia mucho más alejada. El problema que se crea a la farmacia de esa población es prácticamente insalvable. Para mantener el tejido de farmacias no se pueden hacer cosas así.
- Parece que muchos siguen confundiendo atencion farmaceutica con un consejo protocolizado
Son incomparables. La Atención Farmacéutica tiene una enorme complejidad, necesita experiencia, estudio, seguimiento, conocer a fondo los fármacos, las interacciones, las contraindicaciones y saber elaborar un informe bien documentado para el médico. Esto no tiene nada que ver con el consejo farmacéutico que toda la vida. Son niveles de profundidad muy distintos.
Es un grave error pensar que con una licenciatura está todo hecho, que con un título se tiene todo. El título es indispensable pero no comparemos Licenciado en Farmacia con Farmacéutico Comunitario. Para esto se necesita una formación continua de por vida, la misma que exigimos a otras profesiones cuando las necesitamos. Esa formación es uno de los pilares de la SEFAC: mantener al día al farmacéutico. Para eso son nuestros Congresos, para estar al día, y con ese fin nos reuniremos la próxima vez en Zaragoza, en mayo del 2016.
- ¿Ves factible una cartera de servicios remunerada en un plazo de 5 años?
Sí, o dejaremos de existir.
Ya hemos empezado a hacerlo, y servicios como la SPD, conciliación o cribado de VIH están sobre la mesa a la espera de desarrollo. Incluso ya se empiezan a concertar servicios en alguna Autonomía.
Si no nos dormimos, y a poco que seamos inteligentes, tendremos en ese plazo una cartera de servicios más diversificada.
- Aunque la Organización Médica Colegial (OMC) no comparta esta idea…
No confundamos a la OMC con el médico. Ninguna Sociedad Científica Médica ha apoyado el informe de la OMC. Ninguna. La OMC tiene su papel, como en cualquier profesión, pero el liderazgo viene de las Sociedades Científicas.
- ¿Tendremos acceso al historial del paciente alguna vez?
En la SEFAC hicimos una comparativa entre Comunidades Autónomas sobre este asunto y, aunque nos dieron variabilidades, sabemos que vamos teniendo acceso al historial farmacoterapéutico con la receta electrónica. Creo que se entenderá la lógica del acceso a este historial por parte del farmacéutico.
Más batalla tendrá el acceso a la historia clínica necesaria, que es como llamamos nosotros a los datos básicos (patología base, diagnóstico y aspectos relevantes), ya que no necesitamos el historial completo. Por supuesto que todo esto es contando con el consentimiento del paciente, que es el verdadero dueño de su historial y no la Administración.
Llegaremos al historial si demostramos, insisto, nuestro valor añadido. En SEFAC queremos y apostamos por la especialización del farmacéutico. Primero por la formación, después, en un segundo escalón, por la capacitación que es una formación orientada a la práctica real; y todo buscando el tercer escalón: que el farmacéutico lo ponga en práctica en su propia farmacia. Que se especialice en lo que quiera, que busque su valor añadido.
- Una de las caras b de la profesión es la exportación. Leyendo la prensa parece que un puñado de farmacéuticos, ellos solitos, han conseguido desabastecer a todo un país. ¿Te lo crees?
Los casos que han salido en la prensa son de farmacéuticos que seguro se habrán ganado su dinero, aunque dudo que les compense por la que les ha caído encima. Pero son peces chicos. La exportación que ha desabastecido al país estaba muy bien organizada y orquestada por peces gordos que aún no han salido.
Por cierto, es una cara b de la profesión, pero ni mucho menos la única, la recolección de residencias a destajo que hablábamos antes o el servicio sistemático a domicilio (el Telefármaco) son también caras b. A todos esos les diría que se dediquen a atender mejor a sus pacientes.
- Dame una razón para ser hoy optimista con el futuro de la profesión.
La farmacoterapia es tan compleja que para hacerlo bien siempre va a hacer falta un farmacéutico bien formado. Los farmacéuticos comunitarios siempre haremos falta por ese plus que, nadie salvo nosotros, podemos darle.
Y eso es una esperanza. •
Congreso de SEFAC Zaragoza 26-28 de mayo de 2016 www.sefac.org |
Martín Muñoz Méndez
Farmacéutico
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