La diabetes es una enfermedad cada vez menos silenciosa, gracias a la difusión de información que los medios de comunicación están realizando, tanto de diagnóstico como de prevención. Aunque suele pasar desapercibida por la ausencia en muchos casos de síntomas, puede presentar complicaciones si no es diagnosticada a tiempo e incluso provocar otras patologías. Prevenir la aparición del pie diabético es uno de los aspectos a los que debe prestar especial atención el paciente diabético. |
Antonio Martínez señala que “no todos los diabéticos presentan pie diabético, depende en gran medida del control que el propio paciente tenga sobre su pie y extremidad inferior”. Lo que si está comprobado es que, “un aumento de la glucemia mantenido en el tiempo va a provocar diferentes trastornos que convierten el pie de un paciente diabético en un pie de riesgo”, apunta el especialista.
“Trastornos como la neuropatía, una alteración de la función de los nervios periféricos–explica Antonio Martínez-, o una disminución en la vascularización de la extremidad, debido a la alteración que sufren las arterias. Además, a todo esto tenemos que sumar una afectación en el sistema inmunológico que va a traer consigo menos defensas ante una infección”.
Peligros como “la sequedad de la piel, que en verano aumenta, o una grieta en el talón por la falta de hidratación, que si se alarga en el tiempo puede ser difícil de cerrar”, indica. “El calzado también puede causarnos problemas, ya que en verano no siempre llevamos el más adecuado y puede derivar en una rozadura que se convierta en una úlcera con complicación a la hora de cicatrizar”.
Por esto recomienda “ser cuidadosos a la hora de caminar descalzos en playa o piscinas y al final del día examinar que el pie no haya sufrido ninguna herida por la falta de protección. Además, hay que tener especial cuidado con las quemaduras solares”.
El autocuidado del paciente
En palabras de Antonio Martínez, “los principales problemas que presenta un pie diabético son su falta de sensibilidad y de vascularización. Hay que estar muy atentos a la posible aparición de callos o durezas, sobre todo en cabezas metatarsales y dorso de los dedos (dedos en garra o martillo). Estos actuarán como clavos y pueden terminar generando una úlcera”, y añade el especialista, “si nos encontramos con una úlcera, será signo de alarma de infección o isquemia”.
Sin duda ha habido avances en la concienciación de la diabetes y también en los tratamientos, como en este caso del pie diabético. “Con el tiempo los tratamientos han avanzado y si somos capaces de detectar el problema precozmente, podremos evitar muchas complicaciones– apunta Antonio Martínez, quien añade-, tenemos que entender como principal tratamiento la prevención y una buena educación del paciente. El paciente debe de saber cómo explorarse el pie en busca de cualquier alteración cutánea y los cuidados especiales que debe de aplicarse”.
“Un estudio biomecánico de la pisada puede ayudarnos a detectar un punto de presión excesiva y al descargar esa zona podremos evitar la aparición de una úlcera. También es importante un correcto corte de uñas, que se lleva a cabo mediante el servicio de quiropodia con el fin de evitar heridas producidas por un mal corte de las mismas”, concluye el podólogo. •
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