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Planeta salud pública / El valor del profesional de farmacia | Los médicos reclaman más formación y recursos para prescribir tratamientos personalizados

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Acofarma, laboratorio proveedor de materias primas para la elaboración de medicamentos personalizados, ha realizado un estudio para analizar la situación y evolución de la formulación en algunas de las especialidades médicas que más demandan esta práctica. A través de entrevistas a dermatólogos, pediatras y veterinarios, se han analizado las necesidades, percepción y conocimiento de la formulación magistral que tienen estos profesionales.

Todos los entrevistados reconocen la formulación magistral como un recurso imprescindible en su práctica diaria a la hora de resolver carencias o necesidades no satisfechas con los medicamentos industrializados. A esto se añaden otras ventajas significativas a la hora de tratar al paciente, como poder ajustar la dosificación por peso, facilitar la administración (y por tanto mejorar la adherencia al tratamiento), combinar de forma óptima distintos principios activos en un solo fármaco o, incluso, abaratar el producto.

Además, algunos facultativos también la valoran positivamente desde un punto de vista emocional, especialmente los dermatólogos y los pediatras, que utilizan el medicamento personalizado como una manera de individualizar el trato con el paciente al ofrecerle un producto con una fórmula más específica, completa y eficaz. Es en la sanidad privada, especialmente en dermatología, donde más se explota esta tendencia, ya que se encuentran con problemáticas centradas, sobre todo, en la esfera estética.

A nivel de áreas terapéuticas, tanto dermatólogos como pediatras creen que esta práctica revaloriza sus conocimientos y experiencia en la patología y consolidan el vínculo y la confianza con el paciente, mientras que los veterinarios tienen un punto de vista más práctico a la hora de prescribir medicamentos personalizados para las mascotas.

¿Conoce el médico la formulación magistral?

Los profesionales médicos interpelados en el estudio, en general, reconocen no dominar en profundidad el terreno de las fórmulas magistrales, y tienden a recurrir a las que ya conocen. Estos especialistas consideran que es un campo en el que apenas hay formación y que no existen canales de información estructurados y específicos. Sin embargo, se muestran receptivos a recibir formación que les ayude a optimizar la prescripción de las fórmulas en función de las necesidades de sus pacientes.

A la hora de buscar fórmulas, los entrevistados (fundamentalmente dermatólogos) apuntan en su mayoría a los compañeros como su principal fuente de formación e información, a lo que se suman los artículos científicos y la asistencia a charlas y congresos, donde a veces se les facilitan libros sobre esta temática.

Aunque la falta de información es un padecer generalizado entre los profesionales médicos, se observan importantes diferencias entre los distintos perfiles entrevistados.

Los dermatólogos, los médicos que más utilizan este recurso, son más proactivos en la búsqueda de información, así como a la hora de localizar recursos de formación o de asistir a charlas sobre formulación. Igualmente, son más receptivos a conocer novedades que puedan aportar mayor satisfacción a sus pacientes, ya que vinculan la cosmeticidad de los productos con el éxito terapéutico.

Sin embargo, aunque para los pediatras prescribir fórmulas sea algo habitual en su día a día, no es tan frecuente como en el caso de los dermatólogos. Esto se debe principalmente a que su área de formulación es, ante todo, en patología médica y no cosmética. Por esta razón, tienen una buena receptividad hacia la formación, pero sobre todo desde el punto de vista de la seguridad para ratificar que están prescribiendo las fórmulas magistrales correctas. Para estos profesionales es fundamental hacer fórmulas testadas, perfectamente adecuadas y óptimas en su composición y proporción al público pediátrico.

Por último, los veterinarios son los menos propensos hacia la formulación y se vuelcan en la parte más práctica. Normalmente se decantan por fórmulas sencillas, lo que implica una menor receptividad hacia la formación.

Motivaciones y expectativas

Igualmente, se observan diferencias con respecto a las motivaciones y a la evolución y el volumen de la prescripción de medicamentos individualizados según la especialidad.

El colectivo más “formulador”, el de los dermatólogos, reconoce realizar un mayor número de prescripciones en las clínicas privadas debido al carácter médico-estético de las consultas, a las que se acude con problemas como melasmas, hiperpigmentaciones cutáneas, envejecimiento de la piel o alopecia. Esto hace que sus fórmulas presenten características como una combinación idónea de principios activos para garantizar el éxito terapéutico, una selección de vehículos cosméticos para ofrecer una forma más agradable de administración y la modificación adecuada de las dosis, entre otras.

En este ámbito generalmente encuentran un cliente más dispuesto a pagar el coste de la fórmula magistral, mientras que el paciente de la sanidad pública se decanta por fármacos financiados a pesar de que los facultativos valoran como escasa su oferta y consideran que no tienen las concentraciones idóneas. Sin embargo, intentan ajustarse siempre que pueden por el beneficio económico del usuario.

Con respecto a sus expectativas, los dermatólogos que creen que el medicamento personalizado seguirá su tendencia al alza estiman que se deberá a la prescripción que se realiza en la sanidad privada. Son médicos a los que les gusta ofrecer un servicio diferencial, en parte propiciado por la compensación emocional que les produce, hecho que se ve reforzado por el feedback positivo de sus pacientes. Estas motivaciones les impulsan a indagar para conocer más formulaciones y adquirir más experiencia. Como punto negativo, algunos dermatólogos entrevistados piensan que las prescripciones descenderán debido a que cada vez hay más fórmulas que pasan a ser comercializadas.

En cambio, los pediatras realizan un volumen de prescripciones muy parecido en sanidad pública y privada, y sus perspectivas con respecto a esta práctica son positivas.

En líneas generales, aquellos profesionales que creen que sus prescripciones continuarán con un volumen similar al actual perciben la formulación como una obligación, pero aun así la consideran imprescindible para adaptar los fármacos a las necesidades de sus pacientes, lo que se convierte en su principal motivación.

En este sentido, predomina un discurso crítico ante la carencia de fármacos comercializados en la sanidad española adecuados al entorno pediátrico, e, incluso, sobre los principios activos, que para algunos facultativos son escasos y muy básicos a la hora de formular.

Esto hace que la elaboración de medicamentos personalizados sea algo indispensable en pediatría, ya que es la única forma de ajustar la concentración necesaria al peso para obtener una dosis óptima, crear formas de administración más fáciles para el niño, ofrecer un servicio personalizado y una combinación idónea de principios activos. Además, aporta otras grandes ventajas, como evitar excipientes no deseados (sin conservantes, sin gluten, sin azúcar, sin lactosa, para veganos, etc.), ofrecer una fórmula alternativa ante el fracaso de un producto comercializado, abaratar el coste en productos de uso crónico, crear fórmulas no accesibles por estar fuera de indicación pediátrica o lograr sabores más agradables para mejorar la adherencia terapéutica de los más pequeños.

Todos los entrevistados reconocen la formulación magistral como un recurso imprescindible en su práctica diaria a la hora de resolver carencias o necesidades no satisfechas con los medicamentos industrializados.

Con respecto a los veterinarios, la formulación también se ve limitada por la legislación vigente, ya que de acuerdo con la Ley del Medicamento han de recetar, siempre que exista, la fórmula comercializada para veterinaria y no la humana, aunque esta última sea más eficaz, y no se puede elaborar de manera exacta una fórmula comercializada. A pesar de esto, en los últimos años ha aumentado la demanda debido a los beneficios que ofrece. Afirman que la mayor ventaja es el poder ajustar la concentración al peso del paciente y crear formas de administración más fáciles para el animal. A esto se unen otras como abaratar el precio en tratamientos crónicos, replicar fórmulas humanas más eficaces que la comercializada en veterinaria o combinar principios activos más idóneos para la problemática a tratar.

En general, los facultativos piensan que el volumen de recetas se mantendrá igual o irá a la baja en la medida en que vayan aumentando los fármacos comercializados con indicación veterinaria, mientras que los que se muestran más optimistas y prevén un aumento son aquellos que han conocido recientemente farmacias de formulación que les dan confianza y buen servicio.

¿Qué demandan los médicos?

En definitiva, los profesionales médicos consideran que la formulación magistral representa una medida que no está lo suficientemente promovida por la administración, por lo que encuentran carencias a la hora de llevarla a la práctica.

Los médicos echan en falta disponer de los recursos necesarios para crecer en este campo, sobre todo los dermatólogos y los pediatras. Entre las cuestiones que consideran fundamentales se encuentra la falta de un sistema que les permita acceder fácilmente a un vademécum de fórmulas magistrales de su especialidad. También sería necesario estar al día de las actualizaciones e innovaciones, como combinaciones de principios activos más eficaces según la patología y vehículos más adecuados, entre otros.

Otro aspecto fundamental sería conocer el precio final del producto con antelación para evitar una posible reacción negativa por parte del paciente, ya que el precio de la fórmula varía mucho según la farmacia. En este sentido, la petición es que los precios no resulten muy elevados en comparación con el fármaco comercializado para que no provoque rechazo al usuario.

Finalmente, mencionan la posibilidad de tener la certeza de que la formulación realizada se ajusta con precisión a la prescripción, de conseguir mayor tiempo de caducidad (más apuntado en pediatras, en la medida en que intentan evitar conservantes), mayor agilidad en tener listo el fármaco (más solicitado por pediatras para que el niño comience el tratamiento cuanto antes) y conocer las farmacias que formulan, un hecho más resuelto entre los veterinarios, ya que parece una práctica habitual que estas les visiten y les ofrezcan sus servicios.

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Halley
Cistina

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