La irrupción de fármacos que podrían retrasar el proceso de envejecimiento celular, todavía en proceso de estudio, representaría una auténtica revolución médica. Según algunos expertos, gracias a ellos los seres humanos lograrían alcanzar los 200 años de vida.
Los medicamentos senolíticos son aquellos capaces de destruir las células senescentes sin tocar el resto. Estas células se generan como consecuencia del paso del tiempo e inundan todos los tejidos celulares, lo que perjudica el correcto funcionamiento de los órganos. Debido a estas características, los primeros estudios sobre los senolíticos apuntan a la utilidad de estos fármacos como tratamientos coadyuvantes en el caso de fibrosis pulmonar, cáncer o alzhéimer.
Sin embargo, se está analizando la posibilidad de ampliar su uso y administrarlos de forma habitual para retrasar el proceso de envejecimiento gracias a que reduciría la degeneración de los tejidos del organismo.
Algunos estudios prometedores
El biólogo computacional británico Andrew Steele habla sobre la eliminación de estas células del organismo humano en su último libro, The New Science of Getting Older without Getting Old, que ha llegado recientemente a España. En él expone algunas teorías según las cuales los senolíticos podrían alargar la esperanza de vida hasta los 200 años. De hecho, varias instituciones científicas ya han empezado a trabajar en ensayos clínicos para corroborar dichas hipótesis.
A finales del año pasado, un equipo liderado por Salvador Macip de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) y de la Universidad de Leicester, en Reino Unido, diseñó un medicamento senolítico de segunda generación, teledirigido y muy específico. Se trata de un anticuerpo que funciona como una “bomba inteligente” capaz de reconocer proteínas determinadas en la superficie de las células senescentes y de eliminarlas sin afectar al resto, minimizando posibles efectos secundarios. Macip explicó que para su creación los investigadores se basaron en “terapias que ya se usan para tratar el cáncer y que se dirigen a proteínas concretas presentes en la superficie de las células cancerosas.
Los resultados del trabajo fueron publicados en Scientific Reports y representan un primer paso en el desarrollo de tratamientos para retrasar la evolución de enfermedades vinculadas al proceso de envejecimiento como el alzhéimer, la diabetes tipo 2, el párkinson, la artritis, las cataratas o determinados tipos de tumores.
Este mismo año, investigadores norteamericanos de Mayo Clinic dieron a conocer en la revista eBioMedicine las conclusiones de un estudio realizado tanto en ratones como en humanos que demostraba la eficacia de un fármaco capaz de fortalecer una proteína fundamental del organismo que podría proteger a las personas mayores contra la fibrosis pulmonar idiopática, una enfermedad relacionada con la senescencia y que produce problemas respiratorios graves e, incluso, la muerte.
Hoy en día, es impensable imaginarse el uso de estos fármacos como una forma de retrasar el envejecimiento por los posibles efectos secundarios que podrían darse. Con todo, los científicos creen que se trata de una vía abierta que podría dar sus frutos en un futuro no tan lejano.
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