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Panorama | El reto del envejecimiento en Europa: desafíos y oportunidades para la farmacia

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El Grupo Farmacéutico de la Unión Europea (PGEU, por sus siglas en inglés), toma posición sobre el papel que puede desempeñar el farmacéutico comunitario ante el reto del envejecimiento de la población. Esta circunstancia genera desafíos y oportunidades, ya que implica un aumento estructural de la demanda de la asistencia sanitaria a largo plazo, lo que supone más presión sobre unos sistemas de salud europeos ya sobrecargados. En este contexto, la farmacia se enfrenta a una situación que podría permitirle desarrollar todo su potencial, especialmente en las zonas rurales.

En 2021 la Comisión Europea redactó el “Libro verde sobre el envejecimiento”. El texto recogía que el aumento de la esperanza de vida en el viejo continente se ha incrementado 10 años en las últimas cinco décadas y que la edad media de los europeos es de 42,5 años, el doble que la de África. Con esta publicación, la institución pretendía iniciar un amplio debate con el fin de recibir propuestas que permitan responder a las cuestiones que plantea un asunto de gran magnitud, para el cual es preciso empezar a tomar medidas y a vislumbrar las consecuencias que se derivarán de ello.

El PGEU, asociación que representa a los farmacéuticos comunitarios de 32 países europeos, ha querido ser parte activa en este debate, por lo que ha publicado, en fecha reciente, el documento Position Paper on Demographic Change and Territorial Cohesion in Europe, en el que analiza el papel que podría desempeñar la farmacia para dar solución a algunos de los problemas sanitarios que preocupan a la Comisión Europea.

La posición actual de la farmacia en Europa

Una de las primeras consecuencias que se está observando a raíz del aumento de la esperanza de vida es que el envejecimiento agrega más presión sobre los sistemas de salud pública europeos, todavía sobrecargados por la pandemia de la Covid-19.

En línea con el libro verde publicado por la Comisión Europea, el PGEU afirma que maximizar el rol sanitario de los profesionales de la farmacia comunitaria resultaría clave para que los estados miembros aborden desafíos comunes. La asequibilidad y accesibilidad a la atención farmacéutica representarían palancas que disminuirían los costes asociados a los sistemas nacionales de salud.

En definitiva, desde el PGEU consideran que el asesoramiento profesional de los farmacéuticos desempeña un papel fundamental, ya que garantizaría el uso racional de los medicamentos, así como la adherencia al tratamiento. Con todo, el organismo sugiere que la implantación de servicios profesionales debería ir acompañada de una remuneración adecuada para mejorar los resultados de las terapias. Como muestra, el documento recoge las conclusiones de un estudio realizado recientemente por el Instituto para la Salud Basada en la Evidencia (ISBE). En él se enumeran los servicios farmacéuticos que se brindan actualmente en Europa: promoción de la salud, detección de posibles enfermedades y derivación al médico, seguimiento de enfermedades crónicas, revisión de medicamentos, abandono del hábito tabáquico o fomento de la adherencia terapéutica, entre otros.

La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) también apoya esta idea recomendando a los gobiernos europeos que refuercen la atención primaria a través de la integración de las farmacias comunitarias en los sistemas nacionales de salud. Esta institución considera que de esta forma se solventaría, en parte, el retraso existente hoy en día en la atención médica a los pacientes y promovería el papel de las farmacias comunitarias, del que se beneficiarían especialmente las personas mayores. El PGEU también es partidario de esta integración, ya que aseguraría el acceso universal a los servicios de salud.

Según este organismo, la amplia red de más de 160.000 farmacias comunitarias presentes actualmente en Europa (más de 400.000 profesionales dan servicio a unos 46 millones de ciudadanos europeos cada día, según datos del mismo PGEU) podría jugar un papel fundamental para que los pacientes accedan a una variedad de servicios asistenciales de calidad cerca de su domicilio, un punto esencial para una población cada vez más envejecida.

Otro asunto destacable del documento es la ayuda que los farmacéuticos pueden prestar a este segmento de la población a través de la digitalización de la atención médica, ya que gran parte de los avances que se han realizado en este campo están enfocados en controlar mejor a los enfermos crónicos y polimedicados. En opinión de los representantes del PGEU, a lo largo de los años, estos profesionales han desarrollado la infraestructura y la cultura necesarias para integrar ciertas tecnologías en su práctica diaria para mejorar la atención al paciente.

El acceso a los centros de salud en las zonas rurales

Al analizar los datos demográficos, se observa que casi un tercio de la población de la Unión Europea vive en zonas rurales. Según el informe, se trata de personas que llevan estilos de vida menos saludables, padecen más enfermedades crónicas y más ingresos hospitalarios que los ciudadanos de entornos urbanos y que, en la mayoría de los casos, son evitables. Las estadísticas demuestran que el acceso a los servicios sanitarios en estos territorios es más complejo, por lo que el PGEU plantea a los gobiernos diseñar servicios de salud remotos con soluciones flexibles e innovadoras que no comprometan la calidad y la seguridad de la atención sanitaria prestada.

Debido a su accesibilidad y proximidad, las farmacias comunitarias suelen ser el primer punto de contacto entre pacientes y sistemas de salud en muchas zonas de Europa y, en ciertos casos, el único. Su existencia mejora las condiciones de equidad a la hora de acceder a los servicios sanitarios, sobre todo en el caso de los colectivos más vulnerables. En virtud de ello, numerosos países regulan el establecimiento de las oficinas de farmacia mediante la creación de una red homogénea en su territorio, tal y como reconoce el Tribunal de Justicia de la Unión Europea.

Con todo, uno de los mayores problemas a los que se enfrenta este tipo de farmacias es su sostenibilidad económica, caracterizada por una escasa facturación a causa de la baja densidad de población y de las condiciones socioeconómicas desfavorables de los pacientes. En este sentido, el PGEU sugiere a los gobiernos garantizar una adecuada remuneración, tal y como ya está ocurriendo en Estonia, Finlandia, Italia o Hungría, que han implementado medidas de apoyo a la farmacia rural.

Estas incluyen incentivos fiscales como la reducción, el reembolso o la exención de tipos impositivos y la reducción o eliminación de las tasas claw-back, por las que se obtienen descuentos al adquirir medicamentos con varios años de antigüedad en el mercado. Por otro lado, en países como Chipre, Dinamarca, Francia, Alemania, Italia, Escocia, España y Suecia se ofrecen incentivos económicos como financiación adicional, programas específicos de apoyo financiero o subsidios de residencia.

En los últimos años, las oficinas de farmacia han ido desarrollando, cada vez más, su función de centro sanitario que ofrece servicios profesionales a sus pacientes. Esto, por un lado, descargaría la presión actual sobre la atención primaria y, por el otro, disminuiría los costes para las arcas públicas, a la vez que promovería la universalización de la salud gracias a su amplia capilaridad en el viejo continente. La adopción de las medidas propuestas por el PGEU daría a las farmacias comunitarias el impulso necesario para formar parte de la infraestructura médica europea que se está creando, por lo que contribuirían a prestar una atención de calidad a una población cada vez más envejecida.

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