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Panorama | ¿Cómo ayuda Europa a la farmacia rural?

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Las farmacias rurales europeas desempeñan un papel esencial a la hora de garantizar la accesibilidad y la proximidad a servicios sanitarios esenciales en áreas rurales y remotas. Para mantener esta red en funcionamiento, los distintos países han implementado medidas de apoyo con el objetivo de asegurar su sostenibilidad a nivel económico y así promover la cohesión territorial y la salud de las comunidades locales.

Europa es un continente marcado por su diversidad geográfica y demográfica. Actualmente cerca de un tercio de su población vive en áreas rurales, convirtiendo el acceso a la atención médica en un reto para las autoridades sanitarias con el objetivo de reducir las desigualdades regionales.

En este contexto, las farmacias comunitarias rurales emergen como un recurso esencial tanto por tratarse en muchas ocasiones del primer punto de encuentro entre los pacientes y los sistemas de salud como por ofrecer sus servicios con horarios ampliados y sin necesidad de cita previa. Su papel contribuye a la sostenibilidad sanitaria europea al tiempo que alivia la presión en las redes de atención primaria.

Sin embargo, al igual que ocurre en España, estos centros sanitarios se enfrentan a serios problemas de rentabilidad debido a la baja densidad de población en estas zonas, donde, además, suelen darse unas condiciones socioeconómicas desfavorables.
Muchos países europeos han implementado estrategias para buscar soluciones efectivas que garanticen la atención médica y el bienestar en las áreas rurales, por ejemplo, a través de incentivos fiscales, reembolsos, exenciones de impuestos, programas específicos de apoyo financiero o subsidios de residencia. Analizamos algunos ejemplos.

Italia: acceso a la telemedicina

Italia ha adoptado medidas significativas para mejorar la atención médica en las zonas rurales. El Decreto Ristori de 2020, por ejemplo, incluye disposiciones para fomentar el acceso a servicios de telemedicina en ciudades pequeñas y municipios con menos de 3.000 habitantes. Esto ha ampliado la capacidad de las farmacias rurales a la hora ofrecer servicios a través de este sistema, lo que es especialmente valioso en áreas con una menor densidad de médicos.

El gobierno proporciona un crédito fiscal para compensar los gastos de compra y alquiler de la aparatología necesaria. Los dispositivos subvencionables incluyen equipos para la medición no invasiva de la presión arterial, de la capacidad pulmonar mediante autoespirometría o del porcentaje de saturación de oxígeno en la sangre, entre otros.

Además, el Plan Nacional Italiano de Recuperación y Resiliencia brinda apoyo a la cohesión territorial, lo que incluye medidas para que las farmacias inviertan en equipos técnicos y en otro tipo de mejoras que permitan ampliar su gama de servicios sanitarios, como son la atención domiciliaria o la dispensación de medicamentos hospitalarios.

Estas no son las primeras decisiones que toma el país para apoyar a la farmacia rural. Ya en 1934 Italia creo un sistema conocido como Indennita de Residenza, aún vigente. Es un fondo económico regulado por disposiciones estatales y provinciales cuyo objetivo es evitar la concentración de las farmacias en los centros urbanos en detrimento de su establecimiento en zonas rurales. Además, los farmacéuticos con cinco años de servicio en estas áreas obtienen un aumento del 20% en su puntuación para participar en concursos de nuevas aperturas.

En 2012, el gobierno también estableció un Fondo di solidarietá nazionale per l’assistenza farmaceutica para financiar la atención farmacéutica en municipios con una población de menos de mil habitantes. Gracias a esta medida se garantiza que los farmacéuticos rurales obtengan un beneficio neto mínimo. Para sufragarlo, las farmacias urbanas contribuyen con una cuota porcentual de su facturación al Instituto nacional de bienestar y asistencia a farmacéuticos (ENPAF, por sus siglas en italiano).

Francia: farmacias comunitarias, un punto de apoyo a AP

En Francia, el establecimiento de farmacias comunitarias se basa principalmente en criterios demográficos que también tienen en cuenta las zonas con menor densidad de población para garantizar una distribución uniforme en el país.

Entre otras iniciativas, se está ejecutando un programa piloto de farmacias satélite en tres regiones, cuyo objetivo es asegurar el suministro de productos farmacéuticos a la población de un municipio cuando este se vea comprometido por el cierre de una farmacia local. Para solventarlo, se organizará la dispensación por parte de una botica de un municipio cercano, lo que garantiza la continuidad de la atención médica.

Además, la red de farmacias comunitarias en Francia ofrece una amplia gama de servicios profesionales destinados a garantizar el acceso a la atención sanitaria y a realizar un seguimiento farmacoterapéutico de sus clientes, lo que ayuda a descongestionar la atención primaria y a mejorar el acceso en zonas rurales donde hay menos médicos disponibles y los pacientes suelen ser adultos mayores.

Para lograrlo, existen una serie de medidas, como un sistema de guardias que garantiza que siempre haya farmacias abiertas 24 horas; el poder realizar teleconsultas con médicos evitando desplazamientos, algo especialmente beneficioso en las zonas rurales y para los pacientes de edad avanzada; la implementación de un dossier farmacéutico con toda la información sobre la medicación y tratamientos dispensados, lo que ayuda a evitar interacciones y sobredosis, un problema particularmente importante en las poblaciones mayores; la posibilidad de que los pacientes crónicos elijan a un farmacéutico de confianza que podrá renovar periódicamente sus tratamientos y ajustar la dosis si fuera necesario en estrecha colaboración con el médico; entrevistas personalizadas a enfermos crónicos de más de 65 años o personas mayores de 75 polimedicadas para realizar un seguimiento farmacológico con el fin de fomentar la adherencia y evitar interacciones; o la dispensación a domicilio de medicamentos hospitalarios.

Por otro lado, también colaboran con atención primaria en la prevención y tratamiento de dolencias menores trabajando en coordinación con un médico, de forma que pueden dispensar sin receta ciertos fármacos que normalmente la requieren siguiendo los protocolos establecidos por las autoridades sanitarias nacionales.

Dentro del ámbito de la prevención, entre sus competencias destacan el administrar todas las vacunas para adultos; entrega de kits para la detección de cáncer colorrectal a pacientes de riesgo o para la detección de infecciones urinarias; o realización del test rápido de detección de antígeno estreptocócico en faringoamigdalitis para comprobar si es necesario derivar al médico, entre otras.

Dinamarca: entrega de medicamentos a domicilio

En Dinamarca se han implementado políticas con el fin de evitar el cierre de farmacias en zonas rurales mediante el establecimiento de incentivos financieros a través de un mecanismo llamado Tax Equalization Scheme. Además, existe un fondo de igualdad en el que las boticas que superan el valor medio de la facturación aportan un porcentaje de esos ingresos adicionales para asegurar la prestación farmacéutica en las áreas rurales.

Entre las iniciativas llevadas a cabo en el país escandinavo, destaca que la mayoría de las farmacias comunitarias ofrecen la entrega de medicamentos a domicilio previo pago de los gastos de envío. Sin embargo, el gobierno danés ha regulado este coste estableciendo precios reducidos por ley en el caso de los pacientes que residen en residencias de ancianos. Una estrategia adicional que se ha implementado con éxito es la colaboración entre farmacias y tiendas locales, especialmente en zonas rurales y remotas. Esta propuesta consiste en establecer acuerdos con tiendas de comestibles u otros establecimientos locales para permitir que los pacientes puedan recoger allí sus medicamentos, lo que facilita aún más la accesibilidad en áreas donde la farmacia puede estar a cierta distancia.

Farmacias esenciales en el Reino Unido

Para garantizar el abastecimiento en las poblaciones rurales, Reino Unido ha creado las llamadas farmacias esenciales (Essential Small Pharmacies), establecimientos imprescindibles para asegurar el acceso a los medicamentos que normalmente están emplazados en zonas rurales.

Deben cumplir ciertos requisitos, como dispensar un número específico de recetas al año y no tener otras farmacias a menos de un kilómetro de distancia. Gracias a los servicios que prestan, estos establecimientos reciben pagos y financiación complementarios según el volumen de recetas facturadas, lo que garantiza su viabilidad.

¿Y en España?

Estas situaciones que ponen en jaque la viabilidad económica de muchas farmacias también se dan en España. Debido a esto, desde la Sociedad Española de Farmacia Rural (SEFAR), apuntan que “sería necesario que tanto instituciones como Administración aplicasen las medidas necesarias para que la farmacia rural no desaparezca”.

Para la SEFAR estas medidas tienen que ser estructurales y deberían incluir estos puntos:

  • Una legislación diferenciada para estas boticas, así como definir legislativamente qué es una farmacia rural esencial.
  • Una fiscalidad diferenciada que se adapte a las necesidades de estos establecimientos sanitarios.
  • Medidas estructurales para el mantenimiento de esta tipología de farmacia.

Como apuntan desde la sociedad, “todo en ello en aras de conservar un servicio esencial en zonas dónde la presencia de la farmacia rural ayuda a crear riqueza generando empleo y desarrollo económico”.

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