Seguramente muchos de nosotros hemos recurrido alguna vez a productos con vitaminas y minerales como un refuerzo a situaciones particulares en las que quizás hemos sentido que nos faltaba energía. Por supuesto, sabemos que una buena alimentación es clave para obtener todo lo que el cuerpo necesita a nivel nutricional, pero también hay momentos en que los complementos alimenticios pueden ser una ayuda para cumplir ese fin. Las vitaminas y minerales son micronutrientes esenciales para el organismo de los que conocemos perfectamente sus funciones y también las consecuencias de una ingesta insuficiente. Si queremos mantener un buen estado de salud y una buena sensación de bienestar es imprescindible que haya un correcto aporte tanto de estos como de otros nutrientes.
Los complementos alimenticios son productos que, como su propio nombre indica, ayudan a complementar la dieta normal para contribuir al objetivo final de tomar una ingesta de nutrientes y otras sustancias para cubrir nuestros requerimientos nutricionales y apoyar las funciones fisiológicas. Los polivitamínicos son productos que están formulados a base de mezclas, normalmente muy completas, de vitaminas y también de otros componentes como minerales, es decir, aportan micronutrientes para suplementar la dieta. En ocasiones las formulaciones se complementan con otros ingredientes como la coenzima Q10 o plantas medicinales tonificantes como en Panax Ginseng. Estos productos son unos clásicos, pues se comercializan desde hace muchos años y suponen alrededor de la cuarta parte del mercado total de complementos alimenticios (datos de la consultora IMS en 2015). Es importante tener en cuenta que el interés de los consumidores por este tipo de ayudas nutricionales ha aumentado después de la pandemia, sobre todo para mejorar las funciones del sistema inmunitario y para reducir el cansancio producido por la infección por covid-19.
Los micronutrientes, fuente de energía
Los beneficios de los polivitamínicos son muchos. Nuestra fisiología es muy compleja y una de las funciones más importantes para nuestro cuerpo, a nivel metabólico y celular, es la obtención de energía. Esto es esencial para el buen funcionamiento de nuestros sistemas y, por tanto, para nuestra salud y bienestar. Cuando la energía no se obtiene de manera eficiente en nuestras células se produce una situación conocida como estrés oxidativo, que no es más que una acumulación de sustancias tóxicas que provoca una señal de alerta y un mal funcionamiento celular y tisular que puede derivar en alteraciones en las funciones de nuestro sistema inmunitario, cardiovascular, nervioso, etc.
El metabolismo de la energía depende de la presencia de múltiples micronutrientes, que pueden actuar como componentes esenciales, como coenzimas o como precursores en cada una de las etapas. Por eso, un aporte adecuado de todos los micronutrientes, sobre todo vitaminas y minerales, es vital para una producción eficiente de energía. Sin embargo, sabemos que una ingesta de micronutrientes inferior a la recomendada es frecuente, incluso en los países industrializados, puesto que la dieta de muchas personas es pobre nutricionalmente, aunque sea suficiente, incluso excesiva, a nivel calórico. Esto es lo que la OMS definió como hambre oculta, una situación de baja densidad nutricional de la alimentación que aumenta el riesgo de enfermar por múltiples causas. Y aunque la ingesta de micronutrientes varía según la edad, en Europa se observan ingestas subóptimas de vitaminas A, D, E, ácido fólico, hierro, zinc y selenio en todos los grupos de edad, de vitamina C y cobre en adolescentes y adultos y vitaminas B, calcio y cobre en adultos mayores. Y se ha demostrado que esta situación de ingesta insuficiente tiene relación con el hecho de tener niveles bajos de energía, fatiga física y mental, depresión y ansiedad y deterioro del rendimiento cognitivo y del bienestar, síntomas presentes a menudo en la población general.
¿A quiénes benefician los polivitamínicos?
La buena noticia es que los estudios nos muestran que los complementos alimenticios polivitamínicos pueden ser de gran ayuda. En ensayos clínicos con vitaminas, minerales y, a veces, otras sustancias, se ha constatado, por ejemplo, una reducción del estrés oxidativo en el síndrome de fatiga crónica y, en las personas sanas, una mejora del flujo sanguíneo cerebral, el gasto energético y la oxidación de la grasa, una reducción de la fatiga mental y física, una mejora de la velocidad y la precisión de la función cognitiva durante la realización de tareas exigentes y una reducción del estrés. Los resultados de estos ensayos clínicos sugieren que, incluso en los países industrializados, donde se podría suponer que las personas tenemos una dieta saludable y equilibrada, hay motivos para complementarla con múltiples micronutrientes con el fin de mejorar el estado nutricional, respaldar el metabolismo energético y mejorar el bienestar.
También hay grupos de población específicos que pueden beneficiarse de la toma de polivitamínicos como los ancianos (por sus dietas pobres nutricionalmente y por su menor capacidad de aprovechamiento de nutrientes), la mujer embarazada y lactante (debido a sus requerimientos más elevados), los niños (por su dieta no del todo óptima dentro de su proceso normal de aprender a comer) o las personas con ciertas intolerancias que puedan comprometer la ingesta alimentaria y la absorción de vitaminas y minerales. Por ejemplo, parece ser que los niveles plasmáticos de algunos micronutrientes como la vitamina B12, el hierro, el ácido fólico, la vitamina D, el zinc y el magnesio, pueden ser bajos en personas que siguen dieta sin gluten a largo plazo.
Componentes y beneficios
En base a la información de los estudios sobre este tema y al conocimiento sobre la importancia de las funciones de todas las vitaminas y los minerales, los productos polivitamínicos se suelen formular con mezclas bastante completas de un gran abanico de ingredientes. Los que contempla la normativa europea como micronutrientes que pueden añadirse a estos complementos alimenticios son los que están enumerados en la tabla 1. En cuanto a qué dosis deben añadirse de cada uno de ellos, el mínimo debe ser un 15% de la ingesta recomendada (IR) del nutriente en cuestión y el máximo no está establecido, por lo que puede ser muy variable e incluso superar el 100% de la IR, aunque, lógicamente, siempre se tienen que aportar cantidades que sean seguras. Estas ingestas de referencia están calculadas para adultos. Los niños a partir de 3 años pueden tomar polivitamínicos, aunque lo recomendable es que sean productos especialmente diseñados para ellos con dosis más ajustadas.
VITAMINAS | MINERALES |
Vitamina A | Calcio |
Vitamina D | Magnesio |
Vitamina E | Hierro |
Vitamina K | Cobre |
Vitamina B1 o tiamina | Yodo |
Vitamina B2 o riboflavina | Zinc |
Niacina | Manganeso |
Ácido pantoténico | Sodio |
Vitamina B6 o piridoxina | Potasio |
Ácido fólico | Selenio |
Vitamina B12 | Cromo |
Biotina | Molibdeno |
Vitamina C | Flúor |
Cloro | |
Fósforo | |
Boro | |
Silicio |
Los beneficios son muchos puesto que todos ellos tienen funciones diversas en el metabolismo y apoyan el buen funcionamiento de nuestro organismo ayudándonos a tener mejores niveles de energía, menos estrés oxidativo, favorece el funcionamiento del sistema inmunitario y el mantenimiento de estructuras como los huesos, el músculo, las articulaciones y las mucosas, e incluso la salud cardiovascular y psicológica.
Así, los polivitamínicos son una buena herramienta para mantener la salud y para garantizar una óptima densidad nutricional que, si bien tiene que procurarse con una alimentación equilibrada y variada, puede complementarse con estos productos. Es muy habitual que la población en algún momento pueda beneficiarse de esta ayuda nutricional para complementar la dieta y mejorar la salud global, el nivel de energía y vitalidad y el bienestar. Pueden tomarse una temporada, aunque no hay ninguna recomendación general establecida sobre durante cuánto tiempo deben ingerirse. Todo dependerá del caso y de la situación. Puede que el objetivo sea mejorar un estado no patológico de cansancio que en tres meses se puede haber resuelto, quizás estemos ante una situación transitoria, como el estrés típico del síndrome postvacacional, en el que una ayuda durante un mes, o como mucho dos, sea suficiente, o se trate de un caso en el que nos podamos beneficiar con un uso más prolongado. En esta última circunstancia es recomendable evaluar muy bien la dosificación de los ingredientes del polivitamínico para asegurarnos de que no pueda haber un problema de acumulación.
Siempre debemos evaluar bien a la persona a nivel de su salud, su situación y su estado nutricional, preguntando qué y cómo come, cómo se siente, cómo están sus analíticas, etc. Lo ideal es que podamos recomendar los polivitamínicos siempre dentro del contexto de una optimización global de la alimentación para que nuestros pacientes o clientes puedan usar estos complementos alimenticios a la vez que mejoran sus pautas dietéticas de manera que obtengan el máximo beneficio posible.
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