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Complementos alimenticios Nutrición | “Who is who” en el cuidado de la piel, cabello y uñas

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Índice

El mantenimiento de piel, cabello y uñas, pasa siempre por pivotar en dos ámbitos: uno es el aporte de nutrientes, y el otro, no menos importante, es que dichos nutrientes lleguen a los tejidos periféricos, lo que se consigue mejorando la microcirculación periférica; en esto último nos pueden ayudar compuestos como el ginkgo o diferentes tipos de algas.  Repasaremos los nutrientes involucrados en el mantenimiento de piel, cabello y uñas.

Proteínas

El colágeno y la elastina son unas proteínas que proporcionan integridad y elasticidad a la piel. Sin estas moléculas, nuestra piel no podría estirarse cuando nos inclinamos, ni volver a su posición  cuando nos enderezamos. El colágeno y la elastina se combinan en fibras en la dermis para facilitar el movimiento. El colágeno es resistente y difícil de estirar y la elastina, como su nombre indica, es elástica. La piel contiene aproximadamente entre un 1 y un 5% de elastina. En el envejecimiento, como es sabido, la piel pierde elasticidad y tono, ya que parte de las fibras que contienen la elastina desaparecen y por lo general la piel luce arrugada.

• El colágeno es una proteína rica en los siguientes aminoácidos: glicina, prolina e hidroxiprolina.
• La elastina es una proteína que difiere del colágeno por su menor contenido en hidroxiprolina e hidrolisina, y superior en lisina.

Complementos alimenticios: En especial debemos señalar la necesidad de aminoácidos azufrados, especialmente necesarios para la piel, al igual que la Tirosina, Triptófano y Fenilalanina.

 

Glúcidos

• Ácido Hialurónico

El papel de los glúcidos en la integridad de la piel se centra principalmente en el ácido hialurónico (HA),  que posee un papel determinante en la belleza, tono e integridad de la piel. El ácido hialurónico es un hidrato de carbono (glicosaminoglicano-GAG) que forma parte del tejido conectivo. Es un compuesto que contiene en su molécula un resto glucídico ligado a una proteína.

La propiedad fundamental del HA es que capta y retiene agua en su estructura, por lo que junto a el dermatan-sulfato, el condroitin-sulfato y otros glicoaminoglicanos, mantiene el equilibrio hídrico en  la piel. El ácido hialurónico va perdiéndose durante el envejecimiento, hecho que conlleva una pérdida de agua en la dermis, y lógicamente, pérdida de tono y a un aumento de las arrugas.

• Condroitin-sulfato

El condroitin-sulfato es también un glicosoaminoglicano (GAG), compuesto por cadenas de N-acetilgalactosamina y ácido glucurónico. Usualmente se encuentra unido a proteínas formando un proteoglicano. La exposición al sol provoca un envejecimiento prematuro de la piel, que no tiene que ver con el propio de la edad. Así, junto a un depósito anormal de tejido elástico (elastosis solar), se alteran de forma muy significativa, precisamente, los glucoaminoglicanos, y en especial el condroitin-sulfato, que se oxida, puesto que contiene grupos S, que son los que se oxidan tanto durante el envejecimiento biológico  como en el fotoenvejecimiento. Debemos aquí señalar que el ácido hialurónico y el condroitin-sulfato sólo se encuentran o bien  asociados a los tejidos conectivos de los animales, o bien en ciertos tubérculos consumidos en algunas poblaciones japonesas, por lo que desde un punto de vista alimentario no se halla muy difundido. Una buena estrategia nutricional sería el consumo de complementos alimenticios formulados con condroitin-sulfato y ácido hialurónico.

 

Ácidos grasos esenciales

De los otros macronutrientes implicados en el mantenimiento de la dermis debemos destacar, por su papel fundamental, los ácidos grasos, y en especial, el papel de los ácidos grasos esenciales linolénico (omega-3) (LNA) y linoleico (omega-6) (LA). A estos se debe añadir el ácido gamma-linoleico (omega-6) (GLA), que es especialmente adecuado en la hidratación de la piel. La función primaria de la piel es la de producir un estrato córneo-semipermeable y protector que permite la vida terrestre. La función barrera del estrato córneo es proporcionada por una lámina lipídica localizada en los espacios extracelulares que existen entre los corneocitos. Así pues, los lípidos y en particular los ácidos grasos están implicados en la función barrera que hace la epidermis. Estos dos ácidos grasos son nutrientes indispensables en el mantenimiento de la piel, por ello se utilizaban, tradicionalmente, aceites ricos en estos ácidos grasos para esta función o en los tratamientos de pieles secas. Recordemos que el déficit alimentario de los ácidos grasos esenciales cursa con alteraciones dérmicas, descamación, eritema difuso y sequedad. Síntomas que desaparecen al efectuar una ingesta de aceites o complementos alimenticios que contengan estos ácidos grasos. A los ácidos grasos tradicionales hay que añadir el ácido palmitoleico de la serie omega-7, que se encuentra en la dermis y con el envejecimiento se va degradando; esta degradación libera aldehídos que son los responsables del olor corporal que a veces generan las personas ancianas.

Por estas razones una buena formulación de los complementos alimenticios pasaría por una mezcla de los diferentes tipos de ácidos grasos haciendo hincapié en la serie omega-7, cuya prescripción es básica para el mantenimiento de la piel.

Micronutrientes y antioxidantes

Es por todos conocido que el fotoenvejecimiento y el envejecimiento están asociados a una disminución de la respuesta inmunológica; esta respuesta disminuye con la edad y, paralelamente, en algunos casos las deficiencias subclínicas de ciertos nutrientes contribuyen a aumentarla. Por ello, una mejora en el aporte en determinados micronutrientes, vitaminas y elementos minerales contribuye de forma notable a mejorar el aspecto de la piel.

Entre las vitaminas hidrosolubles relacionadas directamente con el mantenimiento de la piel, encontramos:

  • Riboflavina: su déficit cursa con alteraciones de las mucosas, inflamación de los labios y descamaciones epiteliales.
  • Niacina: su déficit provoca trastornos de la microcirculación periférica, necesaria para que lleguen los nutrientes a la piel. La poca ingesta de niacina provoca la aparición de sabañones.
  • Ácido pantoténico: su déficit no cursa con alteraciones dérmicas, pero existen indicaciones terapéuticas. Se utiliza en el tratamiento de injertos cutáneos, alopecias, seborrea y mejora de cicatrices.
  • Piridoxina: su déficit cursa con la aparición de dermatitis seborreica.
  • Biotina: su déficit provoca una dermatitis escamosa que lleva aparejada una coloración grisácea en la piel.
  • Inositol y colina: una hipovitaminosis en alguno de estos dos micronutrientes supone una pérdida de pelo y la aparición de eczemas y dermatitis.
  • Vitamina C: posee, por un lado, un efecto potente antioxidante, que actúa sobre las especies oxígeno reactivas (ROS) y sobre las especies nitrógeno reactivas (RNS); estas últimas suelen aparecer debido a la contaminación o al humo del tabaco. Ambas especies son dañinas para la piel.

Entre las vitaminas liposolubles encontramos:

  • Vitamina A: el déficit de vitamina A comporta un engrosamiento de la piel, sequedad de la piel y uñas, pelo seco y quebradizo. Recordemos que se puede ingerir vitamina A en forma de sus precursores, los carotenos. Uno de los carotenos relacionados con la mejora de la piel es el β-caroteno, mientras el licopeno (caroteno del tomate) también se utiliza en las formulaciones para el mantenimiento de la piel.
  • Vitamina E: posee un efecto potente antioxidante; recordemos que los lípidos forman parte de la barrera de la piel y es muy fácil que se oxiden, por lo que es necesario un buen aporte de vitamina E para eliminar las especies oxígeno reactivas (ROS) que se hayan podido formar en la capa lipídica.

Entre los minerales encontramos:

  • Selenio: forma parte del potencial antioxidante del organismo y, junto con las vitaminas C y E, contribuye a defender la piel de las especies nitrógeno reactivas (RNS) y oxígeno reactivas (ROS). Por ello, protege la piel del fotoenvejecimiento. También se cree que desarrolla un papel importante en la prevención del cáncer de piel.
  • Níquel: estabiliza la estructura de las proteínas y actúa como cofactor enzimático.
  • Magnesio: estabiliza el ATP y es un cofactor en diversas reacciones enzimáticas.
  • Manganeso: su déficit puede provocar dermatitis, cambios en el color de la piel, crecimiento lento de pelo y barba.
  • Zinc: es uno de los elementos más relacionados con la piel. Su déficit puede provocar una piel seca y atrófica, disminución de la integridad epitelial, lesiones faciales pseudoseborreicas, caída del cabello… Tiene un papel importante en la síntesis y reparación del colágeno; además de sus efectos como antioxidante, actúa frente a la aparición de especies oxidadas, por lo que un buen  complemento alimenticio es la combinación de selenio+zinc. Asimismo, el déficit de zinc está relacionado con la aparición del acné, por ello los complementos alimenticios coadyuvantes en el tratamiento del acné usualmente contienen zinc. Junto con el cobre y la vitamina C, es necesario para el desarrollo de la elastina.
  • Cobre: además de ser necesario en la síntesis de la hemoglobina, es un cofactor imprescindible en la síntesis de colágeno. También forma parte del capital antioxidante del organismo. Su déficit puede provocar despigmentación de la piel y un cabello rizado/crepado extraño. Cabe recordar que las formulaciones que contengan cobre deben estar perfectamente ajustadas, ya que en exceso puede resultar tóxico.

Resulta obvio que el Farmacéutico es el profesional que tiene en sus manos orientar al consumidor en la elección de complementos alimenticios para mejorar el estado del trinomio piel, uñas y cabellos, eligiendo aquellos preparados con las formulaciones más adecuadas a cada situación personal.

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Halley

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