Mejorar la nutrición por vía oral con fines cosméticos es lo que se conoce como nutricosmética. No es un término recogido por ninguna normativa, ni tampoco lo son otros que se utilizan habitualmente para productos con esta finalidad como “nutricosméticos”, “dermocosméticos” o “cosmecéuticos”. Sin embargo, formalidades aparte, es un concepto importante, pues sabemos que optimizar nuestro estado nutricional mediante la alimentación es una acción que nos ayuda a mantener un mejor estado de salud, y, por tanto, a estar mejor por dentro y por fuera. La cosmética externa no debería contemplarse sin el complemento imprescindible de la cosmética por vía oral, ya que esta es la manera de obtener el máximo potencial para nuestra piel.
La belleza que vemos externamente está en la piel y también en sus anexos, las uñas y el cabello. Todos ellos son tejido conectivo o conjuntivo formado principalmente por colágeno, elastina, glucosaminoglucanos y agua que pueden cuidarse desde el interior. Una piel tersa y suave es aquella que mantiene una correcta estructura, elasticidad, proporción de estas moléculas y una buena hidratación.
La piel es el órgano más grande de nuestro cuerpo y lo que nos protege de múltiples factores externos como la radiación solar, la contaminación, etc. También proporciona un entorno óptimo a los tejidos más profundos separándolos del medio externo, y, al mismo tiempo, asegura el contacto con él mediante el intercambio de sustancias y la recepción de estímulos. Además, protege contra agentes biológicos (microbios potencialmente patógenos), agentes químicos (sustancias corrosivas, irritantes y alergénicas) y factores físicos (luz solar, radiaciones ionizantes, radiaciones infrarrojas y factores mecánicos y térmicos), desempeña funciones importantes en el equilibrio hídrico y electrolítico, en la termorregulación y en la respuesta inmune. Asimismo, es un órgano sensorial con multitud de terminaciones nerviosas, interviene en el metabolismo y la homeostasis de los tejidos y se encarga de la eliminación, absorción selectiva y almacenamiento de sustancias.
¿De qué se componen los nutricéuticos?
Su importancia es evidente y el envejecimiento de la piel no solo significa pérdida de belleza, sino también pérdida de funcionalidad. Hay muchos ingredientes que se están utilizando en las formulaciones actuales, nutrientes o sustancias presentes en los alimentos cuya importancia para un buen mantenimiento y renovación de la piel es vital. Entre ellos destacan el colágeno, la vitamina C, el ácido hialurónico, el zinc, aminoácidos como la N-acetilcisteína, péptidos como la L-carnosina o antioxidantes como la vitamina E, los betacarotenos, la astaxantina o la coenzima Q10. Incluso hoy en día las fórmulas incluyen otros ingredientes que van desde los antioxidantes más selectos hasta los ácidos grasos omega-3 y los pre y probióticos.
- Colágeno/Vitamina C/ácido hialurónico: esta triada es tan básica como imprescindible. Conocemos ampliamente sus funciones en la piel y sus beneficios tomados externamente. El colágeno se utiliza para aportar al organismo los aminoácidos y péptidos imprescindibles para la formación de la proteína principal de la dermis, la vitamina C como nutriente indispensable para ese proceso y el ácido hialurónico para mejorar la capacidad de retención de agua de esta compleja estructura. En la actualidad todos ellos se encuentran en muchos productos de nutricosmética que ofrecen la mejor versión para una óptima biodisponibilidad de estos ingredientes. Son nutrientes básicos para la piel a cualquier edad, especialmente a partir de los 30 años, momento en el que se empieza a reducir la capacidad de producirlo endógenamente o a partir de los 40-50 años, que es cuando se hacen visibles los efectos del envejecimiento por la pérdida de colágeno, entre otros factores.
- N-Acetilcisteína (NAC): se trata de un derivado del aminoácido L-cisteína y es un precursor del glutatión, sustancia con gran capacidad antioxidante y antiinflamatoria, puesto que forma parte del complejo enzimático glutatión peroxidasa (GPx) que elimina radicales libres. Los estudios muestran que la NAC es un suplemento muy interesante que asegura una buena síntesis endógena de glutatión y que es más biodisponible que suplementar este último directamente.
- L-carnosina: este dipéptido, la beta-alanil-L-histidina, ha demostrado funciones muy importantes en la piel, sobre todo relacionadas con la reducción del estrés oxidativo y de la formación de moléculas glicosiladas, responsables en gran medida del envejecimiento y la mejora de la renovación celular.
- Antioxidantes: son imprescindibles para el buen mantenimiento de la dermis evitando el estrés oxidativo. Incluyen desde las vitaminas A, E y C y los minerales como el selenio, el cobre o el zinc hasta sustancias como los polifenoles, en general, o el resveratrol y la astaxantina, en particular. Estas sustancias siempre trabajan en una precisa actividad cooperativa, por lo que es importante aportarlos de forma combinada, tanto a través de la dieta como de ciertos complementos alimenticios.
- Zinc: se utiliza desde hace mucho tiempo para la regeneración y cicatrización de la piel. Además de tener funciones antioxidantes, ejerce un papel importantísimo en el buen funcionamiento del sistema inmunitario de este órgano, es imprescindible para la prevención del daño inducido por la radiación ultravioleta, influye en el metabolismo del colágeno y tiene propiedades metabólicas y hormonales necesarias para la piel.
- Coenzima Q10: Existe en el organismo en dos formas químicas, el ubiquinol y la ubiquinona, con acciones antioxidante y energizante respectivamente. Interviene en la producción de energía en el seno de las mitocondrias y en la neutralización de radicales libres, sobre todo en las membranas y fuera de las células. Es tan importante que nuestro cuerpo tiene cierta capacidad de síntesis, aunque esta producción endógena no siempre es óptima. Algunas patologías, el estrés, infecciones, dietas desequilibradas, el uso de ciertos fármacos (estatinas) y la edad hacen que los niveles sean insuficientes. Es un ingrediente que, tanto a nivel tópico como oral, puede mejorar el estado y mantenimiento de la dermis frente al proceso de envejecimiento cutáneo, ya sea por la edad o por la exposición solar.
- Aceites ricos en omega-3: estos ácidos grasos tienen múltiples funciones en el organismo que son debidas principalmente a su efecto antinflamatorio. Algunos estudios han revelado efectos positivos de la suplementación con aceite de pescado, rico en ácidos grasos omega-3 de cadena larga, EPA (ácido eicosapentaenoico) y DHA (ácido docosahexaenoico), frente a la radiación solar, disminuyendo su potencial genotóxico y la incidencia del eritema solar. Otros efectos observados con la suplementación con ácidos grasos n-3 es una mejora de patologías inmunológicas e inflamatorias de la piel, como puede ser la dermatitis atópica. Debemos recordar que la recomendación dietética mínima está alrededor de los 250 mg de EPA y DHA al día con una proporción de ingesta de ácidos grasos n-6/n-3 de alrededor de 5:1 e incluso 1:1. En los patrones alimentarios actuales la proporción está en torno a 15:1, con lo que gran parte de la población puede beneficiarse de un aumento de consumo de alimentos o complementos alimenticios que contengan omega-3 de cadena larga.
- Prebióticos y probióticos: Actualmente nadie se cuestiona la relevancia que tiene la microbiota intestinal y que todavía falta mucho por conocer. También los microorganismos que viven en nuestra piel y mucosas, ya sean externas o internas, tienen un importante efecto protector. Así, además de la flora intestinal, también se debe prestar atención a nuestra microbiota cutánea. En términos generales, los probióticos son aquellas bacterias que han demostrado ser beneficiosas dentro de nuestra flora comensal, y los prebióticos son aquellas sustancias, normalmente determinados tipos de fibras, que ayudan al desarrollo de estas bacterias. Estudios recientes demuestran que los pre y probióticos usados en cosméticos pueden llegar a ser útiles para favorecer el desarrollo en la piel de microbiota beneficiosa, inhibiendo, por ejemplo, el crecimiento de Propionibacterium acnes, equilibrando así pieles acneicas. También hay investigaciones que muestran que pueden ser ventajosos en patologías inflamatorias, como la dermatitis atópica y los eczemas, e incluso para frenar el envejecimiento, siendo una gran ayuda en la hidratación y la reducción de arrugas y manchas.
El potencial de la nutricosmética es cada vez mayor, ya que sin duda la nutrición es una herramienta muy potente para el cuidado de nuestra piel, y no hay que olvidar que la belleza y la salud se cuida tanto desde el exterior como desde el interior.
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