Es el período en el que los padres, profesores y cuidadores juegan un papel muy importante formando sus hábitos alimentarios, lo que determinarán en gran medida su salud y nutrición.
Diversos estudios demuestran que la principal causa de la desnutrición infantil es un consumo inadecuado de alimentos, que condiciona al organismo a padecer numerosas enfermedades.
El rápido crecimiento durante el primer año de vida y su continuidad hasta la adolescencia conlleva unas necesidades nutricionales superiores a las de cualquier otra etapa de la vida.
Necesidades energéticas y macronutrientes
En cuanto a las necesidades energéticas, deben ser muy altas, porque presenta un elevado metabolismo basal. Las proteínas deben estar entre el 10%-30% de las calorías totales de la dieta, debiendo ser la mitad de origen vegetal y la otra mitad de origen animal. La cantidad de carne que debe comer un niño, a partir de los 6 años, es 10 g por día y año. Se recomienda comer pescado dos o tres veces a la semana.
Las grasas dan al niño una sensación de saciedad importante, por eso se recomienda un 25%-35% de calorías diarias, con productos tanto de origen animal como vegetal, destacando el aceite de oliva, pescado azul y frutos secos.
Las grasas de origen vegetal son importantes, ya que aseguran un aporte de ácidos grasos esenciales (ácido linolénio, ácido linoleico, DHA o EPA) y son esenciales para el desarrollo neurológico y visual del niño y para la regulación del colesterol.
Los hidratos de carbono deben aportar entre el 45-60% de las calorías totales. Solo, el 10% de los carbohidratos corresponde a azúcares simples (azúcar, miel…). El 90% de hidratos deben ser de absorción lenta y con alto contenido en fibra: vegetales, cereales y frutas.
La dieta ha de ser rica en fibra para favorecer un correcto tránsito intestinal. Es importante el consumo de frutas y verduras (5 raciones al día) y las legumbres.
Micronutrientes esenciales
En cuanto a las vitaminas, las hidrosolubles necesitan que el cuerpo las ingiera diariamente porque no se almacenan en el organismo. En este sentido tenemos la tiamina, niacina, riboflavina, piridoxina, biotina, folato, cobalamina y vitamina C. También hay que mencionar las liposolubles, como son la vitamina A, D, E y K.
Por último, se encuentran los oligoelementos y minerales, que tienen múltiples funciones en el organismo. Se absorben por el intestino en función de la demanda del organismo, y su exceso, se elimina por la orina y heces. Entre ellos se encuentran el calcio, fósforo, magnesio, hierro, zinc, cobre, selenio, cobalto, flúor, molibdeno y manganeso.•
Blanca Esparza
Farmacéutica Comunitaria
Vitoria (Álava)
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