Debemos recordar que la conversión de ALA en DHA se sitúa entre el 1% al 5%, porcentajes que, además, se ve limitado por muchos factores, entre ellos la presencia de ácidos grasos saturados, formas «trans» de los ácidos grasos, el colesterol, el alcohol y los glucocorticoides, compuestos que pueden inhibir las desaturasas, mientras que la insulina podría aumentar la actividad de dichos enzimas. También, además, existe una parte de la población mundial con polimorfismos genéticos que afectan a las desaturasas reduciéndose aun más la conversión hasta DHA, que en individuos sanos y en condiciones normales. A parte, de estos factores, cada vez está más claro y de ahí el título del artículo, que las hormonas sexuales tendrían un efecto modulador de toda la ruta metabólica. Así, mientras los estrógenos estimulan la ruta metabólica, la testosterona inhibe dicha ruta, por tanto la primera pregunta a plantear es si las recomendaciones nutricionales para estos ácidos grasos deben ser iguales para hombres, que para las mujeres, en adultos jóvenes, y de lo comentado anteriormente, queda claro que deberían ser relativamente más altas para los hombres jóvenes. Sin embargo, en el caso de las mujeres, existen dos períodos clave, que hacen, que las necesidades nutricionales de EPA y DHA sea más elevadas. En primer lugar durante el embarazo, después y, lógicamente, en la menopausia y, finalmente, en la prevención de enfermedades crónicas, sean de tipo cardiovascular, sea las centradas en el sistema nervioso central.
Ácidos grasos EPA y DHA en el embarazo y la lactancia
El crecimiento intrauterino y después el desarrollo posnatal necesitan de un alto aporte de EPA y DHA, si a ello le sumamos los polimorfismos genéticos de las dos desaturasas (FADS1 y FADS2) implicadas en la conversión de ALA a DHA, veremos que las necesidades de dichos ácidos grasos se ven muy incrementadas y que no pueden ser aportadas por aceites vegetales (dado el problema de la conversión metabólica) y que lógicamente deben provenir o del de pescado azul, del cual se deberían consumir, como mínimo, dos raciones a la semana y sino se consigue realizar este aporte alimentario, se deberían tomar al menos entre 100 -200 mg al día de DHA en forma de complemento alimenticio, que es la Ingesta adecuada que la EFSA define para el embarazo y la lactancia. El DHA en este período se deposita rápidamente en el cerebro y la retina, además las mujeres que consumen suplementos de EPA+DHA reducen en un 31% los partos prematuros. El depósito de DHA en los fosfolípidos del cerebro se realiza en la etapa de neurogénesis activa y maduración celular, etapa que se corresponde con el último trimestre de embarazo y a los primeros meses de la etapa post-natal, especialmente, a los seis primeros meses, en los que se realiza el período de desarrollo de la sinaptogénesis. Recordemos, que en este período, tan sólo la leche materna o las leches infantiles son el único aporte de los ácidos grasos EPA+DHA. Por otro lado, recientes estudios observacionales, concluyen que la cantidad de DHA ingerida por la madre se correlaciona directamente con el desarrollo visual del niño, habilidades motoras, habilidades sociales y mejor cociente intelectual. La ingesta de DHA, también aparece relacionada con la modulación del sistema inmunitario y una menor incidencia de diversos tipos de alergias en el niño. También, en este punto, es básico, recordar, que sea en forma alimentaria, sea en forma de complemento alimenticio, el consumo de EPA+DHA debe de estar libre de mercuriales y otros contaminantes que podrían afectar al desarrollo del feto. La suplementación en ácidos grasos omega-3 también mejoraría otros síntomas, como es la depresión post-parto y la preclampsia.
Dismenorrea
La dismenorrea o menstruación dolorosa es una irregularidad en la función menstrual, se caracteriza por períodos dolorosos en la menstruación, dolor pélvico o abdominal intenso, dolor de cabeza, náusea, vómitos y mareos, ansiedad e irritabilidad. Uno de los mecanismos que subyacen en la dismenorrea es el desequilibrio entre eicosanoides pro-inflamatorios y vasoconstrictores (derivados de los ácidos grasos de la seire omega-6) y eicosanoides anti-inflamatorios y vasodilatadores (derivados de la serie omega-3, especialmente EPA+DHA). Un aporte adecuado de EPA+DHA podría, por tanto, disminuir la gravedad de los síntomas asociados a la dismenorrea.
Sobrepeso y Obesidad
La relación entre sobrepeso y obesidad y los ácidos grasos omega-3 es uno de los efectos biológicos que se están valorando en la actualidad. Los mecanismos implicados, pasarían por una disminución del apetito, incremento de la masa muscular, aumento del gasto energético, un aumento del metabolismo, con lo que se reduciría la deposición de grasa, aunque muchos de los estudios no son concluyentes en este punto.
Menopausia y post-menopausia
La menopausia se caracteriza por una sintomatología vasomotora (sofocos) que afecta directamente, la calidad de vida de las mujeres en esta etapa, diversos estudios sugieren que una dosis adecuada de EPA reduciría la frecuencia de los sofocos y los rubores faciales y su intensidad. Por otro lado esta etapa o ,mejor dicho la perimenopausia se caracteriza por un distrés psicológico y alguna sintomatología asociada a cambios de humor o síntomas depresivos. En este sentido, es también el ácido eicosapentaenoico (EPA) e que mejoraría las puntuaciones en escalas de depresión y cambios de humor y en el distrés psicológico, que puede afectar a las mujeres en este período.
El cambio hormonal que se sucede en la menopausia, también aumenta el riesgo de sufrir diversas patologías, entre las que debemos destacar, un aumento del riesgo cardiovascular, un aumento del riesgo osteoarticular, diabetes y síndrome metabólico. En este sentido el consumo de EPA y DHA, disminuirían unos de los factores de riesgo en las patologías cardiovasculares, como son los Triglicéridos. Últimamente, se está aplicando como factor de riesgo en enfermedades cardiovasculares el denominado «índice omega-3», que se define como la suma de eicosapentaenoico (EPA) + docosahexaenoico (DHA) en los eritrocitos, que equivale, cuando el valor es elevado una mejor respuesta del organismo frente a problemas cardiovasculares. Una asociación, también, muy clara, es la que está ligada con los problemas osteoarticulares, especialmente, aquellos relacionados con diferentes tipos de artritis. La artritis está mediada por diferentes condiciones y procesos inflamatorios. Así, de algunos de estos mecanismos son responsables los diferentes ácidos grasos que se ingieren y afectan a la composición de los fosfolípidos de las membranas celulares , así los eicosanoides derivados del ácido araquidónico (omega-6) poseen propiedades inflamatorias, mientras que EPA y DHA poseen propiedades anti-inflamatorias, que promueven la síntesis de compuestos endógenos, denominados «resolvinas», que como su nombre indica «resuelven», podríamos decir, disminuyen, el proceso inflamatorio. También en este período se altera el grosor dérmico y la apariencia de la piel se va envejeciendo, si a ello sumamos el efecto de las radiaciones UV, el impacto que, ambos condicionantes, tiene sobre una piel madura es muy importante. Por ello, debemos recordar que los ácidos grasos EPA , especialmente, y DHA, a los que añadiríamos, en este caso, el SDA (ácido estearidónico, omega-3, precursor de ambos y que es el único de origen vegetal) mejorarían el aspecto de la piel y la protección que los omega-3 ofrecen frente a radiaciones UV y al envejecimiento. El envejecimiento también comporta alteraciones en el sistema inmunitario, cuyas modificaciones comportan a largo plazo una serie de enfermedades, aunque la gran complejidad de mecanismos involucrados en el sistema inmunitario hace difícil de entender los tipos de acciones que pueden realizar los ácidos grasos omega-3, está claro que éstos se hallan involucrados en la producción de inmunoglobulinas, producción de citoquinas y producción de mediadores lipídicos, por lo que un aporte de éstos ácidos grasos y, especialmente un equilibrio entre las series de ácidos grasos omega-6 y omega-3, serían básicas para modular el proceso inmunitario
Funciones cognitivas
Aunque las funciones cognitivas se han comentado durante el embarazo, el envejecimiento conduce, asimismo, a alteraciones de las funciones cognitivas, en este caso, el ácido graso de elección es el DHA, puesto que, como hemos comentado, se deposita en el cerebro, por tanto, es lógico pensar que es éste el ácido graso de la serie omega-3 más recomendable en problemas asociados a demencia senil, Alzheimer u otras enfermedades crónicas ligadas a las funciones cerebrales.
Finalmente, recordar que no existen unas recomendaciones nutricionales, concretas para los ácidos grasos, sino, que existen lo que denominamos «ingestas adecuadas» para cada caso. Por ello, es básico que el farmacéutico posea la formación adecuada para realizar el consejo pertinente sobre los diferentes tipos de ácidos grasos omega-3, para cada sintomatología o proceso y que la industria farmacéutica posee formulaciones convenientes de complementos alimenticios, adecuados para cada caso específico.•
Dra. Magda Rafecas
Profesora de Nutrición y Bromatología
Facultad de Farmacia. Barcelona
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