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Artículos farmacéuticos Nutrición | Cómo fortalecer el sistema inmunitario mediante la alimentación y la nutrición

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Índice

Anna Paré Vidal, farmacéutica y dietista-nutricionista

El sistema inmunitario (SI) tiene la función principal de proteger al organismo de agresiones externas provocadas por microorganismos, alérgenos y agentes tóxicos. Está compuesto por el SI innato y el SI adaptativo, dos respuestas que funcionan de manera compleja e integrada.

El SI innato es la primera línea de defensa y actúa de forma rápida y poco específica, haciendo que el organismo responda de la misma manera frente a diferentes estímulos agresores. Entre sus principales componentes se encuentran las barreras físicas y químicas (piel, mucosas y secreciones), las células fagocíticas (neutrófilos, macrófagos), las células NK (natural killer), el sistema del complemento y las citocinas.

Por el contrario, el SI adaptativo es específico para las distintas moléculas que actúan como antígenos y se diferencia de la respuesta innata en que actúa de forma más lenta. Al mismo tiempo, esta respuesta posee memoria, siendo más eficaz y precoz frente a exposiciones sucesivas al mismo agente agresor. Los principales elementos del SI autónomo son los linfocitos B y T.

El mantenimiento de la respuesta inmunológica óptima, es decir, la que es capaz de luchar contra cualquier agente extraño que pueda suponer una agresión y que al mismo tiempo no sea dañina para nuestros propios tejidos y células, precisa de una alimentación y nutrición adecuadas.

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Importancia de la nutrición en el sistema inmunitario

Numerosos estudios muestran que mantener cantidades óptimas de diferentes nutrientes en el organismo es esencial para garantizar la respuesta del SI. De hecho, deficiencias de algunos nutrientes se relacionan con un aumento del riesgo de infecciones, alergias y patologías autoinmunes.

Esto es así porque las células del sistema inmunológico tienen unos determinados requerimientos nutricionales para poder desarrollar sus funciones. En primer lugar, como cualquier otra célula del cuerpo, dependen de ellos como fuente de energía. Y, en segundo lugar, de ellos se obtienen unidades estructurales para sintetizar nuevas moléculas.  

Dentro de los nutrientes presentes en los alimentos, juegan un importante papel para el SI los siguientes:

  • Micronutrientes: vitaminas A, C, D, E, B6, B9, B12 y minerales como el cobre, hierro, magnesio, selenio y zinc.
  • Macronutrientes: determinados aminoácidos, grasas omega-3 EPA y DHA y fibra prebiótica.

Para mantener una función inmunológica equilibrada y competente es necesario cumplir las recomendaciones de ingesta de todos ellos.

Micronutrientes

Los micronutrientes son muy importantes para asegurar una buena respuesta de defensa frente a infecciones, ya que realizan numerosas funciones que regulan tanto el SI innato como el adaptativo.

Cuando hablamos de micronutrientes nos referimos a vitaminas y minerales. Se trata de nutrientes esenciales que no se pueden producir en nuestro organismo y que debemos obtener de la alimentación o mediante suplementación. Solo hay una vitamina que podemos sintetizar, la vitamina D. Sin embargo, se trata del déficit vitamínico más importante en nuestro país.

La vitamina A promueve la inducción de células T reguladoras y es una gran protectora de las mucosas. La vitamina D tiene múltiples funciones en ambas respuestas: actúa como inmunoreguladora, estimulando la producción de péptidos antimicrobianos como ciertas defensinas, y regulando la producción de citoquinas y anticuerpos.

Las vitaminas C y E, así como los carotenoides precursores de la vitamina A, han mostrado funciones antiinflamatorias y antioxidantes y poder modular la actividad del SI. Por otro lado, el zinc es uno de los micronutrientes para los que más claramente está demostrado su importancia en ambas respuestas (innata y adaptativa). Además del zinc, otros minerales como el magnesio, el cobre, el hierro y el selenio pueden afectar también a la inmunocompetencia.

La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA, por sus siglas en inglés) ha aprobado la declaración de propiedades saludables (“contribuyen al funcionamiento normal del sistema inmunológico”, según este organismo) para los micronutrientes que se muestran en la siguiente tabla.

Vitaminas y minerales que participan en el sistema inmunitario

MicronutrienteAlimentos que lo contienen
Vitamina AAlimentos animales: Hígado, leche entera, mantequilla, huevo… Alimentos vegetales (beta-caroteno): Zanahoria, calabaza, espinacas, frutas de color anaranjado…
Vitamina CCítricos, fresas, kiwi, mango, melón, papaya, piña, pimiento, col, tomate…
Vitamina DPescado graso, yema de huevo, mantequilla y quesos curados…
Vitamina B6Carne, hígado, pescado, marisco, cereales integrales, frutos secos, legumbres…
Vitamina B9Verduras de hoja, hígado, legumbres, huevo, cereales integrales…
Vitamina B12Carne, hígado, moluscos, pescado, huevo, lácteos…
CobreLegumbres, frutos secos, cereales integrales…
HierroHígado, carne, pescado, marisco, legumbres, espinacas, huevo…
SelenioCarne, pescado, cereales integrales, semillas de girasol, huevos, setas…
ZincCarne, pescado, marisco, cereales integrales, legumbres, frutos secos, semillas de calabaza…

En la oficina de farmacia debemos valorar la posibilidad de recomendar complementos alimenticios con micronutrientes para mejorar la respuesta inmunitaria cuando los requerimientos están aumentados o son difíciles de cubrir, como es el caso de las personas de edad avanzada, los deportistas o aquellos con dietas restrictivas.

Aminoácidos

Entre los aminoácidos destaca la glutamina. Se trata del aminoácido libre más abundante del organismo y contribuye al 50% de la reserva corporal total de aminoácidos. La glutamina es el sustrato preferencial de las células que se dividen rápidamente, como son los enterocitos y las células inmunológicas.

Por otra parte, se ha observado que la glutamina juega un papel importante en la diferenciación, proliferación y función de linfocitos y en la actividad fagocítica de los macrófagos, a la vez que tiene gran relevancia en la síntesis de proteínas, citoquinas y anticuerpos. Resulta fundamental para las dos respuestas, tanto innata como adaptativa.

En situaciones de estrés metabólico, los niveles intramusculares y plasmáticos de glutamina descienden como resultado de la enorme demanda de glutamina del propio SI y también por parte del intestino, hígado y riñón, de forma que el aporte dietético puede ser inferior a las demandas.

Otros aminoácidos importantes para el SI son valina, leucina e isoleucina, conocidos como aminoácidos de cadena ramificada. Una ingesta inadecuada de los mismos disminuye la proliferación de linfocitos y la producción de anticuerpos, así como la síntesis de proteínas del complemento, aumentando el riesgo de infecciones.

Grasas omega-3

Se trata de un tipo de grasa de gran interés por sus propiedades antiinflamatorias. Dentro de la familia de las grasas omega-3 se encuentran el ácido alfa-linolénico (ALA), el ácido eicosapentaenoico (EPA) y el ácido docosahexaenoico (DHA). El ALA tiene origen vegetal y se halla en nueces, semillas de chía o linaza. Mientras que EPA y DHA tienen origen animal y se detectan principalmente en el pescado azul.

El ALA es una grasa considerada esencial porque no se puede producir en nuestro organismo, sino que solamente se obtiene de la alimentación. EPA y DHA pueden producirse en nuestro organismo a partir de ALA, sin embargo la conversión es tan baja que podrían considerarse también grasas esenciales.

Existe otra familia de grasas llamada omega-6 que compite con las omega-3 por la absorción y metabolismo. Dentro de la familia omega-6 se encuentran el ácido linolénico (AL), presente en aceites de maíz, girasol, palma y soja, y araquidónico (AA), cuyo principal aporte en la población española son las carnes y derivados cárnicos. A partir de AA, EPA y DHA se producen prostaglandinas y eicosanoides que pueden actuar regulando la respuesta celular en procesos inflamatorios e inmunológicos.  

El equilibrio entre las grasas poliinsaturadas omega-3 y omega-6 es muy importante. Cuando hay un consumo alto de omega-6 y bajo de omega-3, como ocurre en España, hay una mayor producción de marcadores proinflamatorios y se favorece un estado de inflamación crónica y procesos autoinmunes.

En cambio, un buen consumo de grasas omega 3, y, especialmente las formas poliinsaturadas EPA y DHA (al mismo tiempo que se reduce el consumo de omega-6), protege de la inflamación gracias a la disminución de la producción de leucotrienos y prostaglandinas proinflamatorias.

Fibra prebiótica

La fibra prebiótica comprende ingredientes presentes en los alimentos que, al ser selectivamente fermentados por las bacterias de la microbiota intestinal, dan lugar a cambios en la composición y/o actividad de la misma, beneficiando la salud y bienestar del individuo.

Los prebióticos con mayor nivel de evidencia científica demostrada son la inulina, los fructooligosacáridos (FOS), la lactulosa y los galactooligosacáridos (GOS).

Durante su fermentación se generan metabolitos como los ácidos grasos de cadena corta (acetato, butirato y propionato) con importantes propiedades en la salud a nivel local y sistémico, entre las que destacan la modulación de la microbiota intestinal y la respuesta inmunitaria.  

A nivel intestinal son fuente de energía para los colonocitos y disminuyen el pH dificultando la colonización de bacterias potencialmente patógenas. A nivel sistémico los ácidos grasos de cadena corta se absorben rápidamente, previenen la inflamación (especialmente el butirato) y actúan sobre las células inmunitarias mostrando importantes propiedades antiinflamatorias.

Es necesario tener un buen aporte de alimentos de origen vegetal en nuestra alimentación para producir suficiente cantidad de ácidos grasos de cadena corta, y, especialmente, butirato.

Bibliografía

Marcos, A; Nova, E; Gómez-Martínez, S; Díaz, LE. Inmunonutrición. Editorial CSIC 2023.

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Halley
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