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Los parásitos intestinales pue­den vivir tanto en el tracto digestivo de los humanos como en el de los animales. Es frecuente que muchos animales de compañía estén parasitados sin que nadie se dé cuenta, ya que pue­de no haber indicios de ello, ni sintomatología asociada.

La desparasitación regular de las mascotas es importante para pre­venir las infestaciones, y al mismo tiempo proteger a la población de posibles transmisiones.

Existen muchos tipos de parási­tos internos. Los más comunes son los helmintos (los conocidos como “gusanos”, que incluyen nematodos y cestodos) y los protozoos (microor­ganismos como giardias y coccidios).

 

LOS SÍNTOMAS SUELEN PASAR DESAPERCIBIDOS

Los síntomas que provocan los pará­sitos intestinales varían en función de la cantidad de parásitos que tenga el animal. En el momento del conta­gio, no suele haber sintomatología ni evidencia externa de parásitos en las heces, pero los parásitos se van reproduciendo en el intestino, llegan­do a hacerse evidentes en heces e incluso en vómitos. Asimismo se manifiestan signos de enfermedad digestiva como diarreas, pérdida de peso, abdomen abultado, prurito en la zona anal y, en los casos más gra­ves, hemorragias y fiebre.

Si no se tratan adecuadamente, los parásitos intestinales pueden lle­gar a afectar otros órganos, provo­cando problemas de salud más gra­ves a los animales domésticos.

 

 

ALTO NIVEL DE CONTAGIO

El modo de contagio más común es por ingestión de alguna de las fases del ciclo vital del parásito. El simple hecho de olfatearse unos a otros, y olfatear o lamer el suelo o las heces de otro animal es la vía de entrada más habitual.

También hay parásitos intestinales que se transmiten por hospedadores intermediarios que contienen larvas del parásito (pulgas o vísceras con­taminadas pueden ser portadores de larvas de determinados helmintos).

Las larvas de los parásitos y los huevos pueden sobrevivir incluso meses a la intemperie antes de con­tagiar a otro animal.

 

RIESGO DE ZOONOSIS PARA LAS PERSONAS

Es importante tener en cuenta que una mascota con parásitos intestina­les puede contagiar a las personas que tengan contacto con el animal, especialmente en el caso de los niños o de personas con déficit inmunitario.

Los niños se contagian con fre­cuencia al jugar en el suelo, sobre la tierra o en areneros. En ocasiones por falta de higiene y como con

secuencia ingestión accidental de huevos… o simplemente por jugar y dejarse lamer por el animal parasitado.

Entre las zoonosis más comunes destacan las transmitidas por:

  • Cestodos o gusanos planos (las conocidas tenias, como el Echinococcus, causante de hidatidosis o quiste hidatídico).
  • Nematodos o gusanos redondos (ascáridos, ancilostomas o tricúridos).

 

 

LA DESPARASITACIÓN

Además de las elementales medi­das higiénicosanitarias (correcta limpieza de los lugares donde vivan animales, hábitos de higiene, etc), la desparasitación periódica de las mascotas es imprescindible.

Cuando se adquiere un cacho­rro, al igual que una pauta vacunal, el veterinario instaura una pauta de desparasitación. Los cachorros se pueden desparasitar desde edades muy tempranas y de manera fre­cuente (incluso cada 15 días cuando el veterinario lo considera necesario). A partir de la edad adulta la reco­mendación es desparasitar interna­mente al menos 1 vez cada 3 meses (incluso con mayor frecuencia en entornos de riesgo, o si el animal convive con niños o personas inmunodeprimidas). Esta desparasitación periódica se considera preventiva.

En el caso de que el animal esté parasitado se efectúa una desparasitación terapéutica a intervalos más breves (por ejemplo, cada 15 días) hasta que el resultado de los exámenes coprológicos confirma la eliminación del parásito, momento en el cual se retoma la pauta pre­ventiva.

 

EL MERCADO DE LOS ANTIPARASITARIOS INTERNOS

La categoría de antiparasitarios in­ternos es una de las más impor­tantes en el sector de animales de compañía. La facturación estimada en 2016 fue de unos 37 Mio € a PVP (sin iva).

La proporción entre perros y ga­tos se inclina claramente hacia la es­pecie canina: un 80% de las ventas de antiparasitarios internos corres­ponde a perros.

EL MERCADO DE LA DESPARASITACIÓN INTESTINAL

Existen numerosos antiparasitarios internos, utilizados tanto para la pre­vención como para el tratamiento. Se dividen en 2 grupos terapéuticos (ver figura 2), que significan aproxi­madamente la mitad del mercado cada uno:

  • Los benzoimidazoles solos o combinados, praziquanteles y otros, con una ligera tendencia a la baja (8%).
  • Las milbemicinas, con una notable tendencia al alza (+14%).

 

LA FARMACIA, UN PAPEL FUNDAMENTAL EN LA CADENA SANITARIA

El concepto de prevención consiste en eliminar los parásitos que pue­dan estar presentes en el intestino (aún sin dar síntomas) antes de que consigan multiplicarse.

Así se evita la infestación del ani­mal y el riesgo de contagio a humanos. Éste es un campo de gran potencial para la farmacia: los farmacéuticos,como profesionales sanitarios, deben tener en cuenta la importancia  de una adecuada prevención, reco­mendando la adopción de pautas de desparasitación preventiva a los propietarios de mascotas, tanto por la salud del animal como por la de su entorno humano.

Si bien es cierto que la concien­ciación de la población en general es cada vez mayor respecto a este tema, sigue habiendo un gran nú­mero de propietarios que no desparasitan de manera regular a sus mascotas. La prevención frente a los parásitos intestinales es algo que se debería instaurar de mane­ra protocolaria en cualquier hogar donde haya animales de compañía.

Todos los profesionales sani­tarios deberían colaborar en dicho aspecto y los farmacéuticos, por ra­zones de proximidad con el público, están especialmente concernidos.

CONCLUSIONES DE INTERÉS PARA LA FARMACIA

  • Responsabilidad Sanitaria de los farmacéuticos: control del riesgo de zoonosis.
  • Repercusión económica: potencial de facturación tanto por la dimen­sión actual del segmento (37 Mio € a PVP sin iva), como especialmente por el gran potencial de crecimiento que significaría el seguimiento gene­ralizado de las pautas de prevención recomendadas.
  • Fidelización de clientes: necesidad de repetir trimestralmente el tratamien­to (en el caso de cachorros y ejempla­res jóvenes, prácticamente cada mes).
  • Venta cruzada: con otros productos para mascotas (higiene, nutracéuticos, etc).

LA EXPERIENCIA DE M.ª ESTHER GUERRERO, FARMACÉUTICA TITULAR DE FARMANIMAL: “ES UN MERCADO CON MUCHO POTENCIAL”

 

¿Cómo surge la idea de una farmacia especiali­zada en veterinaria?

Soy una veterinaria frustrada. Después de terminar la carrera de Farmacia trabajé durante 14 años en una farmacia comunitaria, pero mientras hice cursos de au­xiliar de veterinaria donde me sentí muy arropada por los profesores, que me fueron recomendando, por lo que acabé colaborando con clínicas veterinarias en el asesoramiento de medicamentos. Estas experiencias me sirvieron para darme cuenta que las farmacias no le prestan ninguna atención a los medicamentos veterina­rios, y hay que reivindicarlo, es una parcela nuestra, de los farmacéuticos. De ahí surgió la idea.

 

¿Cuánto tiempo lleva en marcha FarmAnimal? Cuatro años. Abrirla fueron otros cuatro años de trá­mites administrativos en diferentes ministerios por ser algo tan novedoso. Aunque en Internet hay muchas far­macias veterinarias, son ilegales, porque a través de la web no se pueden vender medicamentos de prescrip­ción. De hecho en nuestra web (www.farmanimal.es) se especifica que sólo pueden encargarse.

 

¿Cuál ha sido la evolución del negocio?

Lenta. No estamos concienciados de que cuando el ve­terinario nos da una receta, la podemos y debemos ad­quirir en una farmacia. Es ilegal vender medicamentos en clínicas veterinarias, de hecho puede ser un motivo de cierre ante una inspección.

 

¿El funcionamiento interno es como el de una farmacia comunitaria?

Sí, lo único que no existen los medica­mentos financiados por la Seguridad Social. Por el resto es idéntico.

 

¿Qué tipo de productos y servicios tiene en su farmacia?

Es igual que una farmacia tradicional. Disponemos de medicamentos de prescripción,sin prescripción, parafarmacia, material de cura, ali­mentación específica para algunas enfermedades, or­topedia… Un poco de todo. No sólo de animales do­mésticos como perros y gatos, sino también de otros como ganadería, apicultores…

 

¿Cuáles son los productos más vendidos?

Los relacionados con los animales de compañía, sobre todo perros. Hay muchas enfermedades: diabéticos, síndrome de Cushing, problemas cardiacos, desparasitaciones…

 

¿Considera que las farmacias disponen de suficien­te información de este tipo de productos?

No, en absoluto. He dado recientemente una charla en la Facultad de Farmacia de Alicante en la Universidad Miguel Hernández y reclamaba que en la carrera debe­ría haber más formación a nivel veterinario, porque exis­te un total desconocimiento. Es un mercado con mucho potencial. Cuantos más compañeros se impliquen más podremos avanzar.

 

¿Qué mensaje le daría a las farmacias que toda­vía no disponen de productos para mascotas?

Les animaría sin duda alguna, aunque algunos compañe­ros farmacéuticos que han empezado a trabajar este seg­mento sí se han encontrado con falta de suministro por parte de los almacenes al no existir un pedido mínimo.

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