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Si acudimos al sitio del Instituto Nacional de Estadística (www.ine.es) podemos leer en la última información sobre mortalidad en España (de 27 de febrero de 2013) que en 2011 hubo 387.911 muertes y que la tasa bruta de mortalidad se situó en 841,0 fallecidos por cada 100.000 habitantes.
La interpretación es sencilla. Con una población de 46.124.970 habitantes, los 387.911 fallecidos indican que por cada cohorte de 100.000 personas, murieron en dicho año 841, ya que 387.911/46.124.970 es igual a 841. Ahora bien, ¿ello significa que en cada ciudad habrá 841 muertes por cada grupo de 100.000 habitantes? Obviamente, no. Y ello es debido a que, por ejemplo, las personas mayores de 75 años tendrán una probabilidad mayor de muerte que, digamos, los de 25 años. Si volvemos al sitio del INE, observaremos que en el grupo de 25 a 29 años de edad, murieron 34 personas de cada 100.000 mientras que en el de 75 a 79 años, lo hicieron 3.047 personas. ¿Por qué esta diferencia? Obviamente porque el riesgo de muerte a los 75 años es muy diferente del observado a los 25 años.
Pero si disponemos de dos grupos de personas del mismo grupo de edad, pero que se hallan bajo otro riesgo que es diferente en cada caso, ¿se puede habilitar alguna manera para comparar los resultados en salud en ambos grupos?


El proceso sugerido se denomina estandarización, y el resultado ofrecido, la tasa estandarizada de mortalidad. Dicho parámetro se estima de una forma sencilla mediante el cociente entre casos observados y casos esperados. Lo vemos mejor con un ejemplo.
Imaginemos que se analiza una población (de 40 a 59 años de edad) sometida a un determinado riesgo que se quiere evaluar; tenemos acceso a los datos de vivos y muertos por grupos de edad en dicha población (ver más abajo). Asimismo, del INE comprobamos la tasa de mortalidad (por 100.000 habitantes) para la población general en función del grupo de edad.
Las muertes esperadas se estiman a partir de la tasa general para la población general: si de 100.000 habitantes de 40 a 44 años mueren 118,85, en nuestra muestra de 24.850 entre 40 y 44 años, deberían esperarse (24.850*118,85)/100.000: 30 muertes. Sumando las muertes esperadas (que totalizan 236), se observa que dicho número es inferior al de las que realmente han acontecido (que suman 389), de lo que se deduce que el riesgo al que han estado sometidos ha producido más muertes de las que se podrían esperar como normales. Por lo tanto, el factor de riesgo analizado contribuye al aumento de mortalidad. Pero ¿en cuánto? La tasa estandarizada de mortalidad por el riesgo mencionado nos lo indica: (389/236)*100: 165%.


Es decir, hemos ajustado o estandarizado la mortalidad en un grupo heterogéneo en una única cifra que nos indica que en esa población hay un exceso del 65% de mortalidad, probablemente en base a la exposición al factor de riesgo. •

 

Recurrencia de Infección por Helicobacter pylori tras tratamiento antibiótico
La efectividad de un programa de erradicación de Helicobacter pylori para la prevención del cáncer gástrico depende del riesgo de recurrencia así como de otros factores poblacionales o individuales. Para evaluar la probabilidad o riesgo de recurrencia de la infección por la bacteria mencionada así como los factores asociados con la erradicación, al cabo de un año del tratamiento antibiótico, unos investigadores llevaron a cabo un estudio de cohortes.
En el estudio participaron 1.463 pacientes, de entre 21 y 65 años de edad, que habían sido tratados y seguidos durante un año. Dichos pacientes fueron asignados de forma aleatoria a tres grupos de tratamiento. El primero estaba constituido por una terapia triple durante 14 días (lansoprazol, amoxicilina y claritromicina), el segundo era una terapia secuencial compuesta por lansoprazol más amoxicilina administrados durante 5 días más otros 5 días con lansoprazol, claritromicina y metronidazol y, finalmente, el tercero era una terapia concomitante cuádruple con lansoprazol, amoxicilina, claritromicina y metronidazol durante 5 días.
Los resultados mostraron que entre los 1.091 pacientes que habían tenido un test de aliento de urea negativo, 125 mostraron un resultado positivo del test al año de seguimiento (riesgo de recurrencia: 11,5%; IC95%: 9,6; 13,5). La recurrencia se asoció principalmente con la falta de adherencia (OR: 2,94). Por su parte, de los 281 que dieron positivo en el test inicial, 138 repitieron el tratamiento, de los cuales 93 tuvieron resultado negativo de dicho test al cabo de 1 año. Asimismo, de los 1.340 que realizaron un test de aliento al año, presentaron negatividad el 80,4%, 79,8% y 77,8% con la terapia triple, secuencial y concomitante respectivamente.
La conclusión del estudio revela que después de un año de tratamiento para H pylori, se observó una recurrencia en el 11,5% de los pacientes intervinientes que habían presentado un resultado negativo del test de aliento de urea al concluir el tratamiento antibiótico. El determinante principal de la recurrencia, la falta de adherencia, es tan importante como el régimen antibiótico para predecir el éxito a largo plazo de la terapia. •

Morgan D, Torres J, Sexton R, Herrero R, Salazar-Martínez E, Greenberg R et al. Risk of recurrent Helicobacter pylori infection 1 year after initial eradication therapy in 7 Latin American communities. JAMA. 2013;309(6):578-86.

Relación entre readmisión al hospital tras un infarto y la mortalidad

Una costumbre muy saludable es la de medir. Porque es la única manera de saber si vamos o no por el buen camino, además de poder responder a cuestiones que, si no se hubieran medido antes, no sería posible responder. Los hospitales adscritos al Medicare y Medicaid de EE.UU. publican las tasas de mortalidad estandarizadas por diversos riesgos a los 30 días y por cualquier causa. Asimismo, también publican las tasas de readmisiones hospitalarias estandarizadas por riesgo. Entre los riesgos analizados están el de ingreso por infarto de miocardio, insuficiencia cardíaca o neumonía.
A partir de estos datos, los investigadores se preguntan si habría una relación entre la tasa de mortalidad y la de reingreso entre los distintos hospitales. Para responder a la cuestión planteada analizan las altas producidas entre julio de 2005 y junio de 2008. Posteriormente cuantifican la correlación entre las dos tasas mencionadas para los diversos hospitales para determinar el riesgo asociado, si existe, por ingreso en un hospital u otro. Para ello, el resultado principal fue la tasa estandarizada de mortalidad y de reingreso al cabo de 30 días en cada centro.
La tasa media de mortalidad fue del 16,60%, y la de reingreso, del 19,94% para el infarto, 11,17% y 24,56% respectivamente para insuficiencia cardíaca, y 11,64% y 18,22% para neumonía. La correlación entre las tasas fue de 0,03 (IC95%: -0,002; 0,03) para infarto, -0,17 (IC95%: -0,20; -0,14) para insuficiencia cardíaca y 0,002 (IC95%: -0,03; 0,03) para neumonía.
Los investigadores concluyen, a la vista de los resultados estimados, que las tasas estandarizadas por riesgo de mortalidad y readmisión hospitalaria no presentaron ninguna asociación para los pacientes que ingresaron por infarto de miocardio o neumonía; únicamente hubo una pequeña asociación con respecto a los ingresos por insuficiencia cardíaca. •

Krumholz H, Lin Z, Keenan P, Chen J, Ross J, Drye E et al. relationship between hospital readmission and mortality rates for patients hospitalized with acute myocardial infarction, heart failure, or pneumonia. JAMA. 2013;309(6):587-93.

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Halley
Cistina

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