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Innovación farmacéutica - De cerca | El riesgo cardiovascular

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Índice

La ateroesclerosis es el factor común de la patología cardiovascular, y consiste en una enfermedad inflamatoria caracterizada por una acumulación lipídica, células inflamatorias y tejido fibroso en el interior de las arterias, llegando a bloquear el flujo de sangre, produciendo una isquemia.

Existen diversas causas o factores de riesgo que lo provocan. Unas son no modificables, no pudiendo hacer nada para reducirlas, como la edad, el sexo masculino o los antecedentes de primer grado, pero otras son perfectamente modificables. Entre estas últimas, hipercolesterolemia, hipertensión arterial, diabetes mellitus, tabaquismo y obesidad, se constituyen como los factores que, tomándolos en consideración con el objetivo de reducirlos al mínimo –o evitarlo totalmente, como en el caso del tabaquismo-, se evitarían muchos episodios cardiovasculares y, por tanto, muchas muertes y discapacidades.

La hipercolesterolemia se evalúa mediante el nivel plasmático de las diversas fracciones lipídicas. Así, es deseable que la cifra de colesterol total sea inferior a 200 mg/dL, y más importante es que el colesterol de baja densidad (LDL-colesterol) se sitúe por debajo de 100 mg/dL y el de alta densidad (HDL-colesterol) sobrepase los 60 mg/dL; finalmente, es deseable, asimismo, que el nivel de triglicéridos esté por debajo de 150 mg/dL.

La hipertensión se define, en términos sencillos, como una elevación mantenida de la presión arterial sistólica y diastólica en cifras iguales o superiores a 140 y 90 mmHg.

La diabetes mellitus, en sus términos más sencillos, se observa cuando la glucemia en ayunas es igual o superior a 126 mg/dL o la hemoglobina glicosilada es igual o mayor del 6,5%

Finalmente, la obesidad se define a través del valor del índice de masa corporal (IMC), cuyo valor no debería sobrepasar los 25 kg/m2.

Respecto del tabaquismo, la única solución es abandonarlo.

 

 

Hace ya tiempo que la OMS indicó que la salud es un estado completo de bienestar físico, mental y social y no sólo la ausencia de la enfermedad. Para lograrlo es preciso desarrollar hábitos saludables que repercuten en el citado bienestar, es decir, manteniendo un estilo de vida saludable. Ello se consigue mediante una dieta adecuada, la realización de un ejercicio moderado y continuo y el abandono de cualquier sustancia nociva, como alcohol fuerte o tabaco.

Resulta interesantísimo observar en el estudio de Larsson et al, las enormes ventajas que presenta el mantenimiento de una vida saludable. Entre ellas, una reducción muy significativa de la incidencia de accidentes cerebrovasculares isquémicos en las mujeres. La dieta mediterránea, que lamentablemente observamos que se está abandonando, contribuye decisivamente a alcanzar esta meta.

 

Reducción del riesgo de accidente cerebrovascular

El accidente cerebrovascular o ictus es una causa trascendental de muerte y de discapacidad. Se sabe que la hipertensión arterial es un factor de riesgo muy importante para su incidencia. Asimismo, una dieta inadecuada, el consumo no moderado de alcohol, el hábito tabáquico, la falta de actividad física y la obesidad, contribuyen a agravar el problema.

Si esto es conocido, parece entonces probable que la adecuación de la vida de las personas hacia un estilo de vida saludable derivaría en una menor incidencia de ictus. Por dicho motivo, unos investigadores suecos han llevado a cabo una investigación a partir de los datos de 39.227 mujeres nacidas entre 1914 y 1948, a quienes pasaron un cuestionario con más de 300 preguntas para evaluar su estilo de vida.

En el cuestionario se preguntaba sobre el tiempo dedicado a andar a diario, a realizar ejercicio a la semana, su índice de masa corporal, la ingesta de alcohol, así como la frecuencia de lácteos desnatados, cereales, frutas, verduras, pescado, frutos secos y fibra. Se consideró un estilo de vida de bajo riesgo como una ingesta moderada de alcohol (5-15 g/d), no haber fumado nunca, andar al menos 40 min/d, con más de 1 h/sem de ejercicio más fuerte y un IMC por debajo de 25 kg/m2.

Durante un seguimiento medio de 10,4 años al conjunto de las mujeres evaluadas, se observaron 1.554 casos de ictus, de los cuales, 1.155 fueron de tipo isquémico, 246 hemorrágicos y 153 de carácter inespecífico.

De los 5 componentes definidos para el estilo de vida saludable, sólo la dieta de bajo riesgo y no haber fumado nunca se asociaron de forma inversa a la incidencia de ictus, es decir, cuanto más adecuada era la dieta y no se había fumado nunca, el riesgo de ictus era menor. Asimismo, dicho riesgo disminuía a medida que aumentaba el número de factores de estilo de vida saludable. Así, en comparación con no haber ningún factor de vida saludable, el riesgo relativo de ictus pasaba de 0,72 (IC95%: 0,56-0,93) si había un único factor de vida saludable, hasta 0,38 (IC95%: 0,20-0,73) para el caso de coexistir los 5 factores de vida saludable indicados al inicio.

A la vista de los resultados obtenidos, los autores concluyen que el mantenimiento de un estilo de vida de bajo riesgo, identificado por la presencia de los factores arriba indicados, reduce de forma significativa el riesgo de incidencia de accidentes cerebrovasculares, con especial relevancia en el caso de los ictus de tipo isquémico.•

Larsson S, Akesson A, Wolk A. Healthy diet and lifestyle and risk of stroke in a prospective cohort of women. Neurology. Published online October 8,2014;
DOI 10.1212/WNL.0000000000954.

 

Beta agonistas de acción prolongada en EPOC, ¿solos o con corticoides?

La enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) constituye un importante problema de salud. Esta patología es la tercera causa de muerte en el mundo. No obstante, mucho se ha avanzado en el desarrollo de fármacos eficaces frente a la enfermedad, mejorando la sintomatología, controlando la enfermedad e incrementando la calidad de vida de los pacientes.

Los agonistas beta de acción prolongada (o LABAs, Long-Acting Beta-Agonists) se utilizan solos o en combinación con corticosteroides inhalados para controlar al paciente con EPOC. En las personas mayores de 65 años con EPOC no se ha estudiado en profundidad cuál es la mejor actuación farmacoterapéutica. Por ello, unos investigadores canadienses han evaluado los beneficios a largo plazo de las alternativas antes mencionadas, diferenciando la adición o no de los corticosteroides. En este estudio se siguieron a todos los individuos de 66 o más años, que desde 2003 hasta 2011 recibieron tratamiento inicial, separando dos grupos mediante el método de propensity score matching con la combinación y sólo con LABAs. El tiempo mediano de seguimiento fue de  2,7 y 2,5 años respectivamente, en donde midieron las muertes y hospitalizaciones por la enfermedad.

Los resultados mostraron que en los 5.594 usuarios de la combinación se registraron 3.174 muertes (36,4%) y 2.420 hospitalizaciones (27,8%) mientras que en los 2.129 usuarios sólo de LABAs se observaron 1.179 muertes (37,3%) y 950 hospitalizaciones (30,1%). Así, la utilización inicial de LABAs y corticosteroides inhalados se asoció con una reducción modesta de muerte y hospitalizaciones (diferencia de una variable compuesta por ambas, a 5 años: -3,7%; IC95%: -5,7; -1,7; HR: 0,92; IC95%: 0,88; 0,96). Esta diferencia fue aún mayor en pacientes que presentaban simultáneamente asma (HR: 0,84; IC95%: 0,77; 0,91) y en aquellos que no recibían anticolinérgicos de acción prolongada (HR: 0,79; IC95%: 0,73; 0,86).

A la vista de estos resultados, los investigadores concluyen que en pacientes mayores de 65 años con EPOC, que presentan simultáneamente asma o que no reciben anticolinérgicos de acción prolongada, la iniciación de un tratamiento con la combinación de LABAs y corticosteroides inhalados se asocia con una mejor tasa de muerte y hospitalización, en comparación con la utilización única de LABAs.•

Gershon A, Campitelli M, Croxford R, Stanbrook M, To T, Upshur R et al. Combination Long-Acting β-Agonists and Inhaled Corticosteroids Compared With Long-Acting β-Agonists Alone in Older Adults With Chronic Obstructive Pulmonary Disease. JAMA. 2014;312(11):1114-21.

 

 

Ángel Sanz Granda
Pharm. D. Consultor científico
angel.s.granda@terra.com
www.e-faeco.8m.net

 

 

 

 

 

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