Según la reciente versión de la GEMA (Guía Española para el Manejo del Asma), el asma es un síndrome que incluye distintos fenotipos clínicos que comparten manifestaciones clínicas similares, pero de etiologías probablemente diferentes. Así, se puede definir al asma como una enfermedad inflamatoria crónica de las vías respiratorias, en cuya patogenia intervienen diversas células y mediadores de la inflamación, condicionada en parte por factores genéticos y que cursa con hiperrespuesta bronquial y una obstrucción variable del flujo aéreo, total o parcialmente reversible, ya sea por la acción medicamentosa o espontáneamente.
Varios aspectos son esenciales en esta patología. La presencia de inflamación de la vía respiratoria es una característica que está presente. La obstrucción bronquial es el final común al que conducen los cambios fisiopatológicos en el asma y el origen de la mayoría de los síntomas asmáticos. La hiperrespuesta bronquial ocasiona un estrechamiento de las vías respirat orias en respuesta a estímulos que son inocuos a otras personas y conduce a una limitación variable del flujo aéreo. Finalmente, dos características son muy relevantes: su carácter de patología crónica y la potencial reversibilidad.
La espirometría es la prueba diagnóstica de primera elección, la cual se puede realizar en la farmacia, como así se efectúa habitualmente en programas de cribado para la detección de la enfermedad pulmonar obstructiva crónica. Esta prueba consiste en que, tras una inspiración máxima, el paciente expulsa totalmente el aire durante todo el tiempo que necesite. Mediante dicha técnica se determinan la capacidad vital forzada (CVF) y el volumen espiratorio forzado en el primer segundo (FEV1). La CVF es el volumen de aire expulsado durante la maniobra de espiración forzada, siendo un indicador de la capacidad pulmonar. El FEV1 es la cantidad de aire que el paciente puede expulsar en el primer segundo de la espiración máxima, realizada tras una inspiración máxima.
La obstrucción del flujo aéreo se define como un cociente FEV1/FVC por debajo del límite inferior del valor de referencia que, de forma arbitraria, se ha establecido en 0,7. Por su parte, un valor reducido del FEV1 confirma que hay una obstrucción e indica un riesgo incrementado de exacerbaciones (especialmente cuando dicho valor es inferior al 60% del valor medio). El objetivo del tratamiento del asma es lograr y mantener el control de la enfermedad, así como prevenir las exacerbaciones y la obstrucción crónica y la mortalidad. Un control no adecuado del asma incrementa significativamente el riesgo de incidencia de exacerbaciones.
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