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Con estos datos se puede deducir que con el medicamento A, hay 1,5 más posibilidades de controlar la glucemia que de no controlarla, pues el cociente entre el número de veces que ocurre el hecho de obtener el control (60) y el de no obtenerlo (otros 40) es 1,5 (60/40). Sin embargo, con el medicamento B hay 4 veces más posibilidades de obtener control de glucemia (80) que de no obtenerlo (20), por lo que, una vez administrado el medicamento B a un paciente, el cociente anterior es de 4 (80/20). Dicho de otra manera, con A, habrá 3 personas que controlen frente a 2 que no lo hagan, mientras que con B, habrá 8 diabéticos que controlen su glucemia frente a 2 que no lo conseguirá.

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Cada uno de los cocientes descritos se denomina odds y su significado lo hemos oído todos muchas veces cuando hemos escuchado que las apuestas sobre un determinado equipo en un partido importante eran, por ejemplo, de 2 a 1, es decir, que había el doble de posibilidades teóricas de que ganara a que perdiera.

Si ahora se divide el odds del medicamento B entre el odds del medicamento A, el resultado obtenido de 2,66  (4/1,5) significa que cuando se administra el fármaco B hay 2,66 veces más posibilidades de que el diabético pueda controlar su glucemia que cuando se administra el medicamento B. Al valor hallado mediante ese cociente o ratio (2,66) lo denominamos odds ratio y lo veremos frecuentemente como expresión de resultados de estudios o metaanálisis.

Su cálculo es sencillo. En una tabla de 2×2 se ponen en las filas, el número de pacientes expuestos a cada opción; en columnas, el número de pacientes con y sin el evento analizado:

tabla

Si lo que se está analizando es un efecto indeseable (como el infarto de miocardio) observado con la administración de dos medicamentos (p. ej.: rosiglitazona versus pioglitazona), un OR mayor de 1 indicaría que rosiglizatona presenta más posibilidad de infarto que pioglitazona y viceversa. Como siempre, el intervalo de confianza al 95% (IC95) no deberá sobrepasar el 1,0 para ser estadísticamente significativo. De otra manera, por ejemplo IC95: 0,95-1,06), significaría que hay entre una menor posibilidad (OR: 0,95) y una mayor posibilidad de presentar infarto (OR: 1,06), lo cual no tiene sentido y no nos decantaría hacia ningún lado (ni más ni menos posible con uno que con otro). •

Rosiglitazona

Los metaanálisis realizados con estudios de las tiazolidindionas existentes, rosiglitazona (RGZ) y pioglitazona (PGZ) han mostrado un riesgo incrementado de eventos cardiovasculares con RGZ); en contraste, los metaanálisis con los estudios de PGZ sugieren la posibilidad de un beneficio cardiovascular. Todo ello ha llevado a la retirada en Europa (no así en USA) de RGZ.

Dado que no se han efectuado estudios a largo plazo que comparen ambas tiazolidindionas y que los existentes pueden haber excluido participantes con elevado riesgo cardiovascular, unos investigadores británicos (1) han comparado los efectos de RGZ y PGZ sobre la incidencia de eventos cardiovasculares (infarto de miocardio e insuficiencia cardíaca congestiva), así como la mortalidad asociada, en pacientes diabéticos tipo 2. Dicho estudio se llevó a cabo mediante el correspondiente metaanálisis a partir de los estudios observacionales existentes, en base a que éstos presentan características propias de la práctica clínica habitual.

La búsqueda bibliográfica investigó en estudios controlados observacionales (no aleatorizados) que indicaran respuestas cardiovasculares, hallando 16 que cumplían con los criterios de inclusión. Dichos estudios agrupaban a 810.000 pacientes a los que se administraron los fármacos (429.000 con RGZ) y 381.000 con PGZ. El tiempo de seguimiento de los estudios incorporados en el metaanálisis fue de 105 días a 7,1 años. La edad media de los pacientes se situó en 54-76 años.

Los resultados mostraron que RGZ, en comparación a PGZ, presentaba un OR de 1,16 (IC95: 1,07-1,24), significando una probabilidad 1,16 veces superior de producirse un infarto de miocardio con RGZ que con PGZ. Respecto de la insuficiencia cardíaca, el OR estimado fue de 1,22 (IC95: 1,14-1,31) y respecto a la mortalidad, el OR estimado fue de 1,14 (IC95: 1,09-1,20). A partir de estos datos, estimaron el número necesario a tratar para producir un daño (NNTD), es decir, el número de pacientes que es preciso tratar con RGZ en vez de GTZ para producir un evento adverso adicional. Con ello se vio que, en el caso del infarto (NNTD: 587), de la insuficiencia cardíaca (NNTD: 154) y de la mortalidad (NNTD: 232), se observarían 170 infartos, 649 eventos cardíacos y 431 muertes más por cada 100.000 pacientes tratados con RGZ en vez de PGZ.

Los autores concluyen que entre los pacientes diagnosticados de diabetes tipo 2, la utilización de rosiglitazona se asocia con un incremento modesto, pero estadísticamente significativo, de la odds ratio de infarto de miocardio, insuficiencia cardíaca y muerte, en comparación con los pacientes a quienes se administra pioglitazona. •

Loke Y, Kwok C, Singh S. Comparative cardiovascular effects of thiazolidinediones: systematic review and meta-analysis of observacional studies. BMJ. 2011;342:d1309

ARA-II y riesgo de cáncer2

Mediante diversos ensayos clínicos anteriores, se conoce que los antihipertensivos del tipo de IECAs o de ARA II disminuyen el riesgo cardiovascular. Sin embargo, un metaanálisis de estudios que incluían pacientes que han sido tratados con ARA II mostró una asociación entre la administración de estos fármacos y un mayor riesgo de cáncer. Para analizar esta hipótesis, el grupo de investigadores sobre ARA II (ARB Trialists Collaboration) efectuó un nuevo metaanálisis.

Para ello incluyeron 15 estudios controlados y aleatorizados que analizaban los resultados con candesartan, irbesartan, telmisartan, valsartan y losartan en unos 140.000 pacientes que presentaban un riesgo cardiovascular elevado. En estos se estimó la odds ratio de incidencia de cáncer entre los pacientes tratados con ARA II respecto de los pacientes de los grupos controles.

Los resultados mostraron que se presentó una tasa de incidencia similar entre los pacientes tratados con ARA II (6,16%) que en los no tratados con estos fármacos (6,31%), estimándose una odds ratio de 1,00 (IC95: 0,95-1,04), es decir, no se puede atribuir una mayor probabilidad de presentación de cáncer en los pacientes con ARA II que en los que no lo toman.

A la vista de estos resultados, los investigadores concluyen que no hay un aumento del riesgo de incidencia de cáncer en los pacientes a los que se administran medicamentos del tipo de ARA II. •

The ARB Trials Collaboration. Effects of telmisartan, irbesartan, valsartan, candesartan and losartan on cancers in 15 trials enrolling 138.769 individuals. J Hypertens. 2011;29(4):623-35

Ángel Sanz Granda

Pharm. D. Consultor científico

angel.s.granda@terra.es

www.e-faeco.8m.net

 

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