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La metodología utilizada, en este ensayo clínico, controlado y aleatorizado, los pacientes de un grupo son homólogos a los del otros grupo, es decir, presentan una edad, peso, estatus social, patologías concomitantes, etc. similares. De esta forma, parece lógico pensar que la única diferencia entre ambos grupos es que a uno le administramos el medicamento N y al otro, el H. Asimismo, los criterios de inclusión y exclusión, que se definieron antes de comenzar el estudio, han hecho que los pacientes de ambos grupos presenten la misma patología y en unas condiciones muy similares. Con todas las características mencionadas, se puede indicar finalmente que las diferencias en el resultado obtenido entre los pacientes de uno y otro grupo han sido debidas a los medicamentos administrados, dado que el resto de las variables son similares en los dos grupos (por eso se comprobó que eran homogéneos).

En resumen, si en el grupo del medicamento N, 70 de ellos alcanzan la curación deseada (curación en el 70%) y en el grupo H, dicho resultado es observado en 65 pacientes (65% de curación), podemos concluir que el nuevo medicamento presenta una mayor eficacia que el habitualmente utilizado, mostrando un incremento en el resultado del 5% (70%-65%).

Pero el caso expuesto ocurre en poquísimas ocasiones, normalmente acaban menos pacientes que los que comienzan y el análisis puede plantear dudas en cuanto a su realización. Imaginemos ahora que en el grupo del nuevo medicamento N, debido a alguna causa (como podría ser una administración con dispositivos complejos, la aparición de efectos adversos molestos, una posología no sencilla, etc.) se producen 5 abandonos, acabando 95 pacientes el estudio, mientras que en el grupo de H abandonan 20 pacientes, concluyendo 80. Si mantenemos el número de curaciones en cada grupo (70 y 65, respectivamente), una estimación del resultado obtenido, que podría parecer en principio lógica, sería asignar un valor de 73,7% (70/95) con N y de 81,3% (65/80). Esto indicaría que el medicamento N presenta una reducción de la curación del 7,6% (73,7%-81,3%).

89676476Sin embargo, esta forma de proceder ha eliminado la característica de asignación aleatoria a los grupos, pues se ha quitado un número diferente de pacientes de ambos grupos, por lo que, después de los abandonos, ambos grupos podrían no ser homogéneos y, por lo tanto, la conclusión de que el resultado es causa de los medicamentos administrados sería menos robusta. Esta forma de analizar los grupos se denomina análisis por casos válidos o por protocolo.

Existe otra manera más válida de analizar el resultado. Es la llamada por intención de tratar. En ella, el análisis de cada grupo se efectúa en base a los pacientes que fueron asignados a cada grupo, independientemente de si concluyeron o no el estudio. Esta forma de realización se ajusta más a la realidad cotidiana, además de conservar las ventajas de la asignación aleatoria inicial, de modo que si los grupos eran homogéneos al inicio, lo serán hasta el final. En nuestro ejemplo, el análisis por intención de tratar mostrará que N presenta un aumento del 5% en el resultado (70%-60%), contradiciendo la reducción del 7,6% obtenida en el análisis por protocolo. •

Efectividad del zumo de arándanos en prevención de infecciones urinarias inferiores

Un porcentaje de hasta el 11% de las mujeres sufre una infección del tracto urinario inferior (ITUI) cada año, siendo superior dicha cifra en las de 18 a 24 años. Ello produce un aumento del riesgo de resistencias de los antisépticos urinarios utilizados en el manejo de estas infecciones, especialmente a consecuencia de ciclos de tratamientos preventivos. En Norteamérica se ha utilizado a nivel popular y desde hace mucho tiempo el zumo de arándano (Vaccinium macrocarpon)  para prevenir dichas infecciones. No hay muchos ensayos que avalen esta actuación, presentándose como estudios abiertos o dotados de escaso poder estadístico. Por ello, unos investigadores de la Universidad de Michigan han estudiado la efectividad de ingerir de forma regular el mencionado zumo para prevenir la tasa de ITUI y la duración de la sintomatología, en comparación con placebo.

Para ello llevaron a cabo un ensayo clínico, prospectivo, controlado con placebo y aleatorizado en 319 mujeres que presentaban una ITUI aguda. Entonces, se administró dos veces al día 8 onzas de zumo o placebo (155 y 164 pacientes, respectivamente). Las pacientes fueron seguidas durante seis meses o hasta la incidencia de una nueva ITUI. El resultado final evaluado fue la incidencia de una nueva infección urinaria diagnosticada. Al final del estudio se estudió el resultado en ambos grupos, de intervención y de placebo, mediante un análisis por intención de tratar, a pesar que sólo acabaron el estudio 116 y 114 de los grupos mencionados (75 y 70%, respectivamente). El número de IUTU al fin del estudio fue de 31 y 23 para el zumo y placebo, obteniéndose una tasa de infecciones del 20 y 14% respectivamente. Asimismo, la presencia de sintomatología urinaria en los tiempos fijados de seguimiento fue similar en ambos grupos.

Los autores concluyen que en mujeres sanas con infección urinaria del tracto urinario inferior, la ingestión de ocho onzas de zumo de arándanos, administrado dos veces al día, no redujo la incidencia a lo largo de seis meses de una nueva infección urinaria inferior, comparado con la administración de placebo. •

Barbosa C, Brown M, Buxton M, Zhang L, DeBusscher J, Foxman B. Cranberry juice fails to prevent recurrent urinary tract infection: Results from a randomized placebo-controlled trial. CID. 2011;52(1):23-30

Glucosamina, condroitin o placebo en osteoartritis de cadera o rodilla

La osteoartritis de cadera o rodilla es una patología crónica que cursa con dolor y se trata con analgésicos y antiinflamatorios, lo cual puede producir un daño a nivel gastrointestinal y cardiovascular. En la búsqueda de medicamentos que obviaran estos problemas, la aparición de condroitin (CT) y glucosamina (GM) pareció solventar esta situación, por lo que ambos han sido ampliamente utilizados. No obstante, los estudios que sustentan los datos de su eficacia no parecen estar dotados de gran calidad metodológica o presentan muestras pequeñas; por otra parte, estudios con grandes muestras no parecen observar unos resultados satisfactorios.

Para estudiar este problema, unos investigadores de la Universidad de Berna condujeron una revisión sistemática y un metaanálisis de los grandes ensayos clínicos, a diversos tiempos de seguimiento, para estimar el efecto de dichos productos sobre el dolor en la articulación y la progresión de la patología. Se incluyeron diez estudios controlados y aleatorizados con un tamaño de muestra de al menos cien pacientes y con dosis de ≥800 mg/día de CT y ≥1,5 g/día de GM. El resultado principal fue medido a través de la intensidad del dolor a diversos tiempos (desde 3 a 22 meses o más). El resultado mostró que no había diferencias significativas entre el placebo y glucosamina (reducción de 0,4; IC95: -0,7;-0,1), condroitin (-0,5; IC95: -0,9; 0,0) o ambas en combinación (-0,5; IC95: -0,9; 0,0). En ningún caso los intervalos de confianza cruzaron el límite determinado para una diferencia clínicamente importante.

Los investigadores concluyen que glucosamina y condroitin, solos o asociados entre ambos, no reducen el dolor articular ni presentan ningún impacto sobre la articulación, comparados con el placebo. En base a estos datos, los investigadores instan a las autoridades sanitarias a que no financie el coste de estos productos y desaconsejan la prescripción de los mismos a pacientes que aún no lo han recibido. •

Wandel S, Jüni P, Tendal B, Nüesch E, Viliger P, Welton N et al. Effects of glucosamine, chondroitin, or placebo in patients with osteoarthritis of hip or knee: network meta-analysis. BMJ. 2010;341:c4675

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Halley
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