La validez se manifiesta cuando el instrumento mide lo que queremos medir, por ejemplo, la presencia de una enfermedad. Así, en condiciones ideales, la realización de la prueba nos dividiría la población analizada en positivos (digamos, enfermos) y negativos (digamos, sanos). Ahora bien, para que esto fuera así exactamente, la prueba debería tener un grado de exactitud total, es decir, todos los que dan positivo presentarían la enfermedad –o sea, serían verdaderos positivos- y todos los que tienen resultado negativo, no la tendrían –es decir, serían verdaderos negativos. Así pues, la sensibilidad de una prueba es la probabilidad de que un enfermo se asocie con un resultado positivo. Repito, en condiciones ideales, todos los positivos son verdaderos positivos y la sensibilidad es del 100%. Estamos absolutamente seguros de su resultado.
Necesitamos igualmente que la prueba sea totalmente específica para el fin deseado. Ello quiere decir que si investigamos una enfermedad concreta, la prueba deberá ser específica para dicha patología, de modo que si el resultado es negativo, el paciente no presenta la enfermedad y está sano. Nuevamente, en condiciones ideales, necesitaríamos que todos los pacientes con resultado negativo fueran realmente sanos porque el resultado fuera verdadero negativo. En dichas condiciones ideales, todos los negativos son verdaderos negativos y la especificidad es del 100%. Estamos igualmente seguros del resultado.
Pero en la vida real, las cosas no son tan fáciles. Ante la realización de una prueba, si sale positiva, habrá verdaderos positivos (VP) y falsos positivos (FP), es decir, pacientes que dan positivo pero que realmente son negativos porque están sanos. Asimismo, si el resultado es negativo, habitualmente tendremos verdaderos negativos (VN) así como una porción de falsos negativos (FN), porque realmente están enfermos.
En conclusión, la sensibilidad real de una prueba será la probabilidad de que resultado positivo se corresponda exactamente con un individuo enfermo. Por su parte, la especificidad real será la probabilidad de que un resultado negativo se corresponda exactamente con un individuo sano. Es decir, la prueba es válida.
A partir de estos conceptos surge el de Valor Predictivo Positivo (VPP) que indica la probabilidad de que cuando el resultado de la prueba es positivo, el individuo esté realmente enfermo. Obviamente, las pruebas que ofrezcan un menor valor de falsos positivos tendrán un mayor VPP; entonces, idealmente, si no hubiera resultados falsos, el VPP de dicha prueba sería del 100%. Un último concepto, el del Valor Predictivo Negativo (VPN) que indicaría la probabilidad de que cuando el resultado de la prueba es negativo, el individuo esté realmente sano. Es decir, la prueba es fiable. •
Ecografía o resonancia magnética para detectar cáncer de mama
La realización de una ecografía (EC) anual puede detectar algunos casos de tumores pequeños de mama que sean nodos negativos y que no se han visto en la mamografía (MG). La resonancia magnética (RM) detecta a su vez algunos casos de cáncer no visto por ninguna de las dos técnicas anteriores. La cuestión es entonces evaluar qué técnica, EC o RM, puede detectar un mayor número de casos de cáncer de mama en mujeres de riesgo elevado.
Esta cuestión la trataron de responder unos investigadores de Pensylvania (EE.UU.) Para ello realizaron aleatoriamente tres cribados anuales independientes con MG y EC en mujeres de riesgo elevado. Posteriormente se completó el estudio mediante RM, para estimar finalmente la tasa de detección de cáncer, la sensibilidad y especificidad de las pruebas y el valor predictivo positivo (VPP) de éstas.
De las 2.662 mujeres –en las que se efectuaron 7.473 cribados con MG y EC, se hallaron 111 casos de cáncer, de los cuales 33 se detectaron mediante MG sólo, 32 por EC sólo, 26 por ambas y 9 mediante RM, permaneciendo 11 sin detectar por ninguna de estas pruebas. Así, la sensibilidad de la MG junto con la EC fue de 0,76 (IC95%: 0,65; 9,85), la especificidad, de 0,84 (IC95%: 0,83; 0,85) y el valor predictivo positivo, de 0,38 (IC95%: 0,28; 0,49). De las 612 mujeres que pasaron a la RM, 16 tuvieron un diagnóstico de cáncer; en este caso, la sensibilidad de la MG más RM fue de 1,0 (IC95%: 0,79; 1,0), la especificidad, de 0,65 (IC95%: 0,61; 0,69) y el VPP, de 0,19 (IC95%: 0,11; 0,29).
A la vista de estos datos, el número de pruebas necesarias para detectar un solo caso de cáncer fue de 127 para las mamografías, 234 para MG más ecografía y 68 para resonancia magnética tras una MG y EC negativos.
Se concluye entonces que la adición de la ecografía o la resonancia magnética a la mamografía en las mujeres de alto riesgo de cáncer de mama se traduce en la detección de un mayor número de casos de cáncer; sin embargo, dichas pruebas complementarias también elevan el número de falsos positivos, con las consecuencias que se derivan de ello. •
Berg W, Zhang Z, Lehrer D, Jong R, Pisano E, Barr R et al. Detection of breast cancer with addition of annual screening ultrasound or a single screening MRI to mammography in women with elevated breast cancer risk. JAMA. 2012;307(13) :1394-404.
Efecto a largo plazo de la administración de corticoides en síndrome de túnel carpiano
El túnel carpiano es un canal situado en la cara anterior de la muñeca por donde pasan los tendones flexores de los dedos y uno de los nervios de la mano, el mediano. Si este espacio se estrecha, comprime los tendones y el nervio, afectando a éste y produciendo una neuropatía: el síndrome del túnel carpiano.
La administración de corticoides provoca una mejoría de los síntomas a corto plazo después de la inyección, pero no se ha estudiado el efecto a largo plazo. Por ello, unos investigadores holandeses evaluaron este aspecto en 273 pacientes, tras administrar 40 mg de metilprednisolona.
De los 211 que fueron tratados y se dispuso de datos, el 63% mostraron efectos beneficiosos tras 6 meses, el 48% lo hicieron tras 12 meses y en el 34%, dicho efecto se manifestó después de 18 meses. Tan sólo la gravedad mostrada en el test electrodiagnóstico se mostró como predictor de la respuesta beneficiosa, observándose un tiempo mediano hasta el fallo en el tratamiento de 15 meses en los casos medios, 5 meses en los moderados y 4,5 meses en los graves.
A la vista de los resultados, los investigadores concluyen que aquellos pacientes que presentan un síndrome de túnel carpiano de grado medio, serían unos buenos candidatos para que se les administrase una inyección local de corticoide, esperándose que aproximadamente la mitad de los pacientes tratados obtengan un resultado satisfactorio que se mantenga como mínimo en un plazo de quince meses.
Visser L, Ngo Q, Groeneweg S, Brekelmans G. Long term effect of local corticosteroid injection for carpal tunnel syndrome: a relation with electrodiagnostic severity. Clin Neurophysiol. 2012;123(4):838-41.
Pharm. D. Consultor Científico
Ángel Sanz Granda
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