Hace unos veinte años un austriaco llamado Dietrich Mateschitz se encontraba en Tailandia en viaje de negocios representando a una firma de cosméticos. Según él mismo cuenta se encontraba cansado y con evidentes síntomas del jet lag por lo que pidió en el hotel una bebida. Le sirvieron un compuesto a base de taurina y cafeína que por aquel entonces causaba furor entre la juventud del país asiático.
Mateschitz cuenta que le cautivó su sabor y que notó sus efectos de inmediato por lo que se dedicó, a medias con los tailandeses, a crear la empresa que acabaría comercializando la bebida que daría origen a todo un fenómeno mundial llamado las «energy drinks».
El nuevo producto fue sometido a los reglamentarios y necesarios controles y, una vez conseguida la autorización, un buen eslogan y una acertadísima campaña de publicidad basada en los deportes de riesgo o extremos, dio lugar a la venta masiva de la bebida que todos conocemos.
Es el estandarte de un nuevo tipo de bebida que ha sido copiada por todas las grandes compañías del sector siendo la original, obviamente, la que más vende, con una cifras que sobrepasan los 3000 millones de latas anuales en más de 130 países, dicho sea con las lógicas reservas.
A partir de aquí mucho se ha dicho y escrito acerca de sus propiedades así que vamos a repasar su composición.
Cafeina
Alcaloide del grupo de las xantinas, estimulante del sistema nervioso central, provoca una disminución de la acción de la adenosina por antagonismo, generándose en el organismo una sensación de vitalidad durante algunas horas. Este estado de alerta hace que se aumente la concentración y la resistencia a los mayores esfuerzos físicos y mentales.
Tras mucho estudiar la cafeína a día de hoy se concluye que no hay correlación entre el consumo de cafeína y ciertas enfermedades -diabetes, cáncer, cardiovasculares, osteoporosis- incluso se ha eliminado de la lista de sustancias prohibidas en el deporte de competición.
La cantidad de cafeina presente en las bebidas energética viene a ser la misma que en una taza de 125 ml, por lo que no estaríamos hablando de sobredosis ni de cantidades desorbitadas.
Glucuronolactona
Carbohidrato derivado de la glucosa, intermediario en su metabolismo. En los humanos la glucuronolactona es un intermediario en tres caminos metabólicos y participa activamente en los procesos de desintoxicación, apoyando al organismo a eliminar sus propias sustancias de desecho.
Taurina
Su nombre químico es ácido 2-aminoetanosulfónico. Es diferente de los otros aminos ácidos, ya que contiene un grupo ácido sulfónico, en lugar de un grupo ácido carboxílico. La taurina está involucrada en varios procesos fisiológicos, como síntesis de ácidos biliares, osmoregulación, desintoxicación de xenobióticos, estabilización de membranas celulares, modulación del flujo celular del calcio y modulación de la excitabilidad neuronal. Entre otras cosas es una sustancia beneficiosa para eliminación de sustancias perjudiciales, ocasionadas por situaciones de estrés. No se han encontrado pruebas de daños provocados por altas dosis.
Vitaminas b
Estas vitaminas juegan un importante papel en el metabolismo energético, como la creación y eliminación de carbohidratos, grasa y proteínas. Las vitaminas B que contienen la mayoría de las bebidas energéticas son Niacina, Ácido Pantoténico, Vitamina B6 y Vitamina B12. Está demostrado que mejoran el rendimiento físico y mental, sobre todo en situaciones de estrés.
Además de estos componentes, las bebidas contienen glucosa, sacarosa, agua y los correspondientes saborizantes que dan ese gusto tan característico.
El secreto del éxito de la composición – químicamente hablando- es que este tipo de bebidas, aparte de suministrar «energía inmediata» al organismo mediante glucosa y sacarosa, aportan sustancias que ayudan en la propia metabolización de sustancias de desecho- metabolitos que causan fatiga- y cuya eliminación potencia la sensación de bienestar.
No tenemos pruebas, y mucho menos evidencias, que una ingesta razonable de estas bebidas provoque alteraciones dignas de de estudio. Es cierto que en un par de países estuvo prohibida su comercialización hasta hace pocos años, pero pienso obedece al celo que se suele poner en cuanto aparece un producto al que se le atribuyen propiedades estimulantes, dicho sea en sus múltiples acepciones.
Un consumo moderado y adecuado no ha dado hasta ahora ningún problema y aunque hay voces que alertan sobre problemas derivados de una ingesta masiva de estas bebidas mezcladas con alcohol (hay gustos para todo), va más en la libertad de cada uno el someterse o no a una sobredosis de cafeína. Al fin y al cabo casi ninguna sustancia está a salvo de originar complicaciones con una ingesta masiva. •
Martín Muñoz Méndez
Presidente de la Asociación Española de Farmacéuticos Formulistas
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