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Hace ya algunos años, sentado a una mesa en la que no faltaba vino, charlaba con Rafael Puerto, Presidente de la Sociedad Española del Medicamento Individualizado (LaSEMI), sobre el tiempo que invertíamos en pensar medidas para mejorar la calidad en el laboratorio. Con el postre nos llegó la gran pregunta ¿cómo podríamos revisar todos estos procesos?, cuestión que fue resuelta por Rafa con rapidez e hilando fino al pedir la cuenta: “te invito a cenar y mañana te vienes a inspeccionarme el laboratorio”, a lo que, lógicamente, añadí: “con la condición de que en cuanto puedas te vengas a Córdoba a hacer lo propio”.

En el tren de vuelta a casa recuerdo que iba pensando: si mi laboratorio pasa una inspección/auditoría de Rafa, pocas pegas se le podrán poner….

Aún recordamos las sugerencias que nos dimos.

Para hablar de calidad no hace falta centrarse en el laboratorio, me vale el mostrador. De un tiempo a esta parte el número de farmacias que contratan asesores externos que evalúen su trabajo y les den propuestas de mejora se ha multiplicado exponencialmente; lo que antes se consideraba “cosas de farmacias grandes”, ahora es la tónica general: las farmacias quieren hacer las cosas mejor, superarse a diario ofreciendo calidad en la dispensación y contratando formación actualizada para todo el que se pone una bata.
Como los laboratorios no somos un mundo aparte ni un universo paralelo, el mismo razonamiento nos lo podemos aplicar: tenemos una legislación que aunque a veces se interpreta de más, está a la vanguardia europea en cuanto a evolución de las leyes, dato que hizo público el Consejo General no hace mucho basándose en un estudio en toda Europa. Pero nos falta un detalle: una auditoría externa que nos ayude a examinar de arriba abajo nuestro trabajo del laboratorio; alguien a quien enviemos una fórmula magistral con toda la documentación y, tras mirar con lupa los documentos, examine la fórmula a fondo, HPLC y análisis microbiológico incluidos.

Y este estudio ya se hace, y de este programa ya hemos hablado aquí, es el Programa de Aseguramiento de la Calidad del Medicamento Individualizado (PACMI) que se realiza en la Facultad de Farmacia de la Universidad San Jorge de Zaragoza, la cual, al ser de nuevo cuño, no tiene la fama ni el relumbrón de las “clásicas” pero sí la agilidad suficiente como para desarrollar estas iniciativas. Y dentro de este proyecto, que ya cuenta con muchas farmacias asociadas, está la reunión final en la que todos comentamos los resultados, aspectos del proyecto y propuestas de mejora.

Para este año la Facultad nos propuso una conferencia de Eduardo Quiroga, director del laboratorio del Colegio Oficial de Farmacéuticos de la Provincia de Buenos Aires, veterano formulista que nos dio buenos consejos para facilitar cálculos en el laboratorio (factor de corrección), así como una buen manejo de los datos del laboratorio; después tuvimos un par de prácticas sobre controles microbiológicos (tanto a elaboraciones como a superficies) de una manera práctica y económica, una charla sobre aspectos importantes a la hora de elaborar información destinada al paciente y, por último, un foro abierto de puesta en común.

Este proyecto de seguimiento y control sirve para que alguien externo nos haga mejorar en nuestro trabajo. Es una inversión en la calidad del laboratorio, una inversión que da ubicación, seguridad y, sobre todo, confianza.

Sé que este proyecto de aseguramiento de la calidad se va a copiar, lo sé porque las buenas ideas se copian, seguramente se sumen empresas u otras Universidades ofreciendo servicios similares, aspecto que celebraremos porque será buena señal. Y espero el día en que la mayoría de los laboratorios de farmacia, hospitales incluidos, presenten un certificado que diga algo como: estoy auditado por tal organismo y les mando una fórmula cada cierto tiempo para su completo análisis. Algo me dice que ese momento va a llegar y será la confirmación del auge de la formulación que estamos viviendo en los últimos años.

Y de nuevo mi felicitación a la Facultad de Farmacia de la USJ, que aparte del PACMI, imparte un Título de Experto en Formulación Magistral que resuelve la gran pregunta que nos hacen a los formulistas: ¿dónde se puede aprender formulación magistral?

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