Asimismo, el aspecto de la piel depende del grado de hidratación. Se puede hablar de dos tipos de agua a nivel cutáneo: agua transepidérmica y agua retenida.
El agua transepidérmica proviene del torrente sanguíneo. A través del sistema de vascularización, el agua llega a la dermis y atraviesa la epidermis disipándose hacia el exterior. Este flujo de agua es indispensable, ya que la epidermis no está irrigada por la circulación sanguínea. El agua retenida es aquella localizada entre las bicapas lipídicas.
La concentración de agua no es constante, varía en función de su localización; en la dermis se encuentra aproximadamente un 70 % del agua dérmica total, mientras que el estracto córneo, capa más superficial de la epidermis, contiene un 10-15%. Si este porcentaje se encuentra por debajo del 10%, puede originarse una alteración cutánea, dando lugar a xerosis o piel muy seca.
La xerosis y sus características
La xerosis se produce por una disfunción compleja de la capa córnea, disminución de lípidos intracelulares, alteración de los ácidos grasos, y lo más importante es que la capacidad de la capa córnea de unir agua esta reducida debido a un descenso en la síntesis del Factor Natural de Hidratación. Todo ello provoca una deshidratación de las capas superficiales y propicia una alteración de la función barrera por parte de los agentes externos ambientales y físicos.
Esta piel, es muy característica por su aspecto seco, áspero, irritado y enrojecido, incluso pueden aparecer grietas, y ocasionar un molesto prurito. En concreto en la cara, ante la existente deshidratación, pierde su luminosidad y es incapaz de mantener una flexibilidad adecuada, por lo que los movimientos corporales cotidianos y naturales provocan marcas de expresión y arrugas.
Factores y condiciones asociadas
En el origen de la xerosis existe un amplio abanico de factores, entre ellos hay factores ambientales, como climas fríos y secos; procesos patológicos, como la diabetes,[] deficiencia de vitamina A;[][] deshidratación; desnutrición; y envejecimiento cutáneo. También reacciones adversas de diversos medicamentos causan xerosis.
En relación al envejecimiento cutáneo, una dolencia que se asocia con la xerosis, es la piel senil, que afecta, por lo menos, al 75 por ciento de los mayores de 75 años y es la causa más frecuente de prurito sin lesiones cutáneas llamativas.
También se relacionan con la xerosis distintas dermatitis:
– Dermatitis atópica, inflamación crónica de la piel que evoluciona por brotes, y suele presentarse durante el primer año de vida.
-Dermatitis de las manos, producida por una exposición prolongada y repetida a productos irritantes como detergentes y jabones.
-Dermatitis plantar, afecta especialmente a los jóvenes, produciendo sequedad, escamas, lesiones, grietas, engrosamiento de la piel y comezón en la planta de los pies.
Tratamiento y productos cosméticos
La hidratación o contenido de agua existente en la piel es responsable tanto de un aspecto sano y atractivo, como de la defensa ante determinadas agresiones ambientales y al paso del tiempo. Es importante, utilizar productos cosméticos adecuados al tipo de piel, tanto a nivel corporal como en el cuidado facial.
En la xerosis, el uso de estos productos tienen como objetivo tratar una piel seca: restablecer o evitar la pérdida de hidratación de la piel. Para ello se suelen utilizar emulsiones de fase externa acuosa (O/A), que liberan agua hacia el estrato córneo, o emulsiones de fase externa oleosa (A/O), que tienen una acción oclusiva e impiden la pérdida de agua. Existen también emulsiones múltiples (O/A/O y A/O/A), con un mayor poder hidratante que las emulsiones clásicas.
Los productos cosméticos empleados para la hidratación de la piel se basan en los siguientes componentes:
• queratolíticos, son sustancias que disuelven la capa córnea de la piel, permiten una mayor humectación de la piel, y corregir un defecto de la descamación fisiológica al modificar el pH de la superficie.
Entre los queratolíticos empleados en la xerosis se encuentran la urea, los alfahidroxiácidos, en especial el ácido láctico y el ácido glicólico, el ácido salicílico (un betahidroxiácido) y el ácido retinoico.
Hay que tener cuidado con la frecuencia de utilización de estos productos por su efecto irritante.
• sustancias humectantes, aumentan el contenido hídrico de la piel por su capacidad de captar agua del medio exterior. Los más utilizados son la urea (actúa también como queratolítico, facilita la penetración del resto de componentes), los polialcoholes como el glicerol o glicerina, glicoles como el propilenglicol y polietilenglicoles y lanolina. Las presentaciones más habituales son emulsiones oleoacuosas (O/W).
Además de la urea, algunos componentes de este grupo, como los polioles, pueden tener acción irritante, y otros (lanolina) producir sensibilización por contacto, es decir, pueden irritar la piel simplemente por su aplicación directa.
• sustancias oclusivas y filmógenas, son sustancias de naturaleza grasa, contribuyen a la formación y fortalecimiento del manto lípido de la superficie de la piel y con ello impiden la pérdida de agua. En este grupo se encuentran la vaselina, ceras, siliconas, y ceramidas, y aceites animales, vegetales y minerales. Su preparación más común es tipo emulsión acuooleosa (W/O). La propia acción oclusiva puede provocar foliculitis (infección e inflamación de los poros de la piel) y acné. Estas sustancias poseen también acción emoliente.
• sustancias emolientes, proporcionan una película hidrófoba, reblandecen el tejido cutáneo al tiempo que favorecen la retención de agua. Los productos más destacados en este grupo son la Vitamina F (aceite rico en ácido poliinsaturados linoléico, linolénico y araquidónico; la vitamina F se encuentra por ejemplo en los aceites de girasol, soja, germen de trigo, y onagra), aceite de rosa de mosqueta (contiene vitamina F y además es cicatrizante y regenerador cutáneo), aceite de borraja y liposomas.
• sustancias poliméricas, macromoléculas que actúan depositándose en la superficie del estrato córneo, retienen agua y mejoran la función barrera del mismo. En este grupo, destacan la elastina, el colágeno y el ácido hialurónico (actúa también como regenerador cutáneo).
En algunos casos, con prescripción médica, pueden estar indicados corticoides tópicos en el tratamiento de las complicaciones, fundamentalmente de tipo eccematoso. El prurito asociado puede requerir el empleo de antihistamínicos.
Recomendaciones y cuidados preventivos
Los cuidados generales para cualquier tipo de piel se basan en mantener unos hábitos de vida saludables, evitar en lo posible el estrés, el tabaco, y el abuso del alcohol, así como seguir una alimentación equilibrada y variada, descansar entre seis y ocho horas diarias y hacer ejercicio regularmente.
Además para el cuidado de una piel con xerosis deben adquirirse ciertos hábitos higiénico-cosméticos específicos, como ducharse con agua tibia (máx 35 ºC), utilizar jabones para la higiene diaria que no resulten irritantes y que tengan un pH ligeramente ácido, evitar productos exfoliantes, y aplicar tratamientos tópicos que favorezcan la restauración de los elementos epiteliales alterados.
El contacto del agua con la piel proporciona una mejora transitoria, sin embargo, estudios han demostrado que a través de este método no se produce absorción de agua a la piel ni al organismo. En cambio, dicho contacto agrava la xerosis debido al efecto de evaporación ocasionado, y además puede provocar un aumento de las acciones lesivas del estracto córneo por los productos detergentes empleados. Por lo tanto, es importante limitar las duchas, los baños y cualquier actividad que implican un contacto prolongado con jabones y con el agua (actividades acuáticas, y saunas)
Igualmente otras medidas preventivas importantes son evitar temperaturas extremas y fuentes de aire caliente seco, como las calefacciones de automóviles; evitar el daño producido por los rayos ultravioleta del sol, limitando las exposiciones prolongadas y procurando usar cosméticos protectores en cuya composición se incluya algún filtro solar físico o químico; y también evitar el contacto con ropas que desencadenan prurito en pieles con un umbral de irritabilidad bajo, como la lana y algunas fibras sintéticas.•
Ana Mª Jiménez Blanco
Farmacéutica
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