La radiación ultravioleta en una piel desprotegida puede tener consecuencias irreversibles para la misma. El daño cutáneo provocado por las radiaciones solares incluyen: envejecimiento de la piel, hiperpigmentación y cáncer de piel. Además, mientras algunas partes del cuerpo están más protegidas a lo largo de todo el año, hay otras, como la cara, que están más expuestas y por tanto son más sensibles a los efectos negativos del sol.
Existen varios factores que pueden potenciar el daño en nuestra piel causado por las radiaciones solares:
- Edad: Las personas mayores de 55 años son más propensas a padecer melanoma en la piel.
- Factores genéticos: La predisposición de cada uno a sufrir algunas infecciones en la piel, como el herpes labial, puede ser desencadenado por las radiaciones solares.
- Tipo de piel: Cuanto más blanca es la piel, más vulnerable es al sol (ver tabla).
- Tratamientos estéticos: ciertos tratamientos como peelings o el láser, dejan a la piel en una situación más sensible hacia las radiaciones.
Cómo elegir la protección adecuada
Aquellos productos cosméticos diseñados específicamente para bloquear la acción ultravioleta sobre nuestra piel son los que cuentan con un filtro solar, el cual se cuantifica mediante el Factor de Protección Solar, que debe reflejarse en el etiquetado del mismo mediante las siglas FPS.
El FPS nos da la idea de cuánto tiempo puede estar expuesta la piel al sol con ese nivel de protección. A mayor número de Factor de Protección Solar, más aumenta la capacidad de defensa de la piel para evitar quemarse, y por tanto, más protegidos estamos frente a la radiación solar.
En función del fototipo de nuestra piel y de la cantidad de radiación ultravioleta, elegiremos uno u otro FPS para protegernos adecuadamente:
Existen diversos factores geográficos que se deben de tener en cuenta a la hora de adquirir un fotoprotector, ya que la radiación ultravioleta (UVI) varía en función de:
- Hora del día: Hay que evitar la exposición prolongada en las horas de mayor radiación (de 12 a 16 horas).
- Altitud: Cada 300 metros de altura aumentan un 4% las posibilidades de quemarse.
- Punto geográfico: Las zonas más próximas al Ecuador son aquellas en las que más incide la radiación.
- Estación del año: Mayor radiación en verano.
- Albedo: es el porcentaje de radiación que toda superficie refleja. Cuanto más albedo tenga la superficie más radiación recibimos, y por tanto mayor protección necesitamos. La más peligrosa es la nieve reciente (86% de albedo), arena de la playa (25%) y desierto de tierra (21%), y la que menos es el agua del océano (5 al 10%).
Otros consejos para la exposición al sol
- Usar el fotoprotector incluso en días nublados.
- Procurar no dormirse al sol.
- No utilizar desodorantes o colonias en la exposición al sol.
- Algunos medicamentos producen fotosensibilidad al sol cuando nos exponemos. Consultar al farmacéutico.
- En casos de embarazo, antecedentes familiares de cáncer de piel y fototipos I y II, aplicar productos de fotoprotección alta o muy alta.
- Vigilar los cambios de tamaño y color de pecas y lunares. Acudir al médico en esos casos.
- Proteger los ojos con gafas de sol con protección UV.
- Desechar los fotoprotectores abier-
- tos de más de 12 meses.
- Usar protección más elevada en las primeras exposiciones solares.
- Renovar la aplicación del fotoprotector cada 2 horas.
Tipos de fotoprotectores
Podemos ofrecer a nuestros clientes fotoprotectores en diferentes formas cosméticas, cada cual para una zona determinada o para una mejor aplicación.
Según el mecanismo de protección podemos distinguir entre fotoprotectores químicos u orgánicos, que actúan por absorción, y los filtros físicos, inorgánicos o pantalla total, que actúan por reflexión, es decir, que reflejan la luz solar.
Muchos productos comercializados combinan estas dos modalidades de fotoprotección. Actualmente el etiquetado de todos los envases de los fotoprotectores comercializados deben indicar claramente el tipo de filtro que es y el espectro de absorción que protegen (ver tabla).
Según su consistencia, podemos distinguir entre cremas, lociones, geles, mezclas entre gel y crema, barras sólidas, sprays o cápsulas.
- Las cremas son las más hidratantes. y por ello, su contenido en lípidos suele ser mayor para conseguir esta acción, aunque también las hay de consistencia más ligera, útiles para todo tipo de pieles según el factor de protección. Suelen estar envasadas en tubo o tarro, por lo que su escaso volumen las hace más cómodas para el tratamiento facial. Al ser más hidratantes, son las mejores para niños y bebés.
- Los geles son los más refrescantes por su pequeño contenido en alcohol, que se evapora en contacto con la piel, dando una agradable sensación. Pero precisamente por ese contenido en alcohol, que puede molestar en los ojos e irritar la piel, no son recomendables para bebés y niños. Dejan escaso residuo por estar exentos de grasas.
- Geles-Crema: Existen formas en cremas o geles con todas las variedades de protección. Hay que aplicarlas media hora antes de la exposición y repetir la aplicación al menos cada dos horas. La mezcla entre gel y crema se caracteriza por su nulo contenido graso, rápida absorción (apenas hay que masajear para que se absorba) y capacidad hidratante. En esta textura se suelen presentar los productos específicos para pieles atópicas y muy sensibles al sol y a cosméticos.
- Las lociones o leches protectoras se extienden mejor y suelen ir en envases de mayor volumen. En general son también buenas hidratantes.
- Sprays: La forma tradicional de la crema se puede sustituir por sprays, más cómodos y limpios a la hora de aplicar. Los sprays se han popularizado por su sencilla aplicación. Acostumbran a ser emulsiones de tipo loción. A pesar de su fácil aplicación conviene siempre acabar de repartir el producto con la mano para asegurarnos una distribución homogénea.
- Sprays para el pelo: Indicados específicamente para rociar sobre el cabello, evitando así la sequedad debida al sol y su decoloración.
- Sprays y cremas pediátricos: Especialmente indicados para niños. Se deben aplicar media hora antes de la exposición.
- Sticks zonas sensibles: Indicado especialmente para proteger aquellas zonas sensibles, como cicatrices post quirúrgicas, pieles alérgicas al sol, manchas pigmentarias y fotosensibilidad. Útiles para complementar la protección en labios, cara y zonas localizadas.
- Cápsulas orales: Complemento alimenticio de los fotoprotectores tópicos. Intensifica el tono del bronceado. Refuerza el sistema antioxidante cutáneo frente a los radicales libres generados por los rayos solares y disminuye la sensibilidad de la piel frente al sol. Se toma 1 al día durante los días de exposición al sol y nunca debe sustituir al fotoprotector tópico. Se recomienda empezar la toma de estos preparados, 1 mes antes de la época de exposición solar, y mantenerla por lo menos durante todo el verano.
- Aftersun: Hidrata la piel seca por el sol y la prepara para siguientes exposiciones. Tiene propiedades emolientes y calmantes, dando sensación de alivio tras una exposición prolongada al sol o tras una quemadura.
Consejo farmacéutico
La elección del fotoprotector ideal depende de varios factores, entre ellos, nuestro tipo de piel, las condiciones geográficas del lugar de exposición, del tiempo de exposición y la época del año. La farmacia es quien mejor puede orientar al consumidor acerca del fotoprotector más acertado tanto en la forma farmacéutica como en el nivel de protección más adecuado. •
Daniel Puga Llopis
Farmacéutico
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