El acné es la enfermedad dermatológica más frecuente en la adolescencia. Tiene una prevalencia cercana al 85%, que es máxima entre los 14 y 16 años. Esta afección cutánea influye en las relaciones sociales en edades tempranas. Las encuestas demuestran que el 40% de los adolescentes con acné se siente acomplejado, y al 49% les impide tener una relación fluida con el sexo opuesto1. Es un error, por tanto, restarle importancia y dejar pasar el tiempo para que remita por sí mismo.
FORMACIÓN DEL ACNÉ Y CLASIFICACIÓN
Para entender mejor el tratamiento, es oportuno repasar algunos conceptos clave relacionados con el acné.
Patogenia.
Intervienen 4 factores (figura 1):
- Aumento de la secreción sebácea.
- Hiperqueratosis ductal con obstrucción del folículo pilosebáceo.
- Colonización bacteriana por P. acnés.
- Inflamación secundaria.
Zonas afectadas. El acné afecta sobre todo a las zonas de la piel con mayor densidad de glándulas sebáceas: cara, cuello, hombros, tórax y espalda. Formas cLínicas. Según el número y el tipo de lesión se distinguen cinco grados de acné vulgar:
- Grado O: preacné (hiperqueratosis folicular).
- Grado I: comedones y pápulas (acné comedoniano o leve).
- Grado II: pápulas y pústulas superficiales. Grado III: pústulas profundas y algún nódulo (acné inflamatorio pápulopustu-loso o moderado).
- Grado IV: nódulos, quistes y cicatrices (acné nóduloquístico o grave).
PROTOCOLO DE ACTUACIÓN DEL FARMACÉUTICO COMUNITARIO
Ante una consulta sobre acné adolescente en la farmacia:
1°) El farmacéutico valorará el estado del cliente según la extensión, la intensidad y el tipo de las lesiones de acné.
2°) En el caso de lesiones leves (acné de grado I), se recomendará un tratamiento antiacneico (ver siguiente apartado). Éste puede ser suficiente para controlar el proceso.
3°) En determinados casos el farmacéutico orientará al paciente hacia la visita médica (Tabla 1). Se insistirá en la conveniencia de un buen diagnóstico y la importancia del seguimiento del tratamiento prescrito dado que el acné es un proceso crónico.
4°) En caso de que el médico haya establecido el tratamiento tópico u oral del acné, el farmacéutico recomendará el uso de otros productos complementarios: limpiador, hidratante, fotoprotector, etc.
POSIBILIDADES TERAPÉUTICAS
El propósito del tratamiento es limitar la duración de la enfermedad, impedir la formación de cicatrices y reducir el impacto psicológico que produce en las personas afectadas.
Es importante distinguir entre:
Acné leve y moderado. En los estadios iniciales, el tratamiento se limita al uso de limpiadores y productos a base de peróxido de benzoílo y otros activos que se describen en el siguiente apartado. Si el tratamiento cosmético no es suficiente se instaura un tratamien
to farmacológico tópico con retinoides y/o antibióticos. En este caso, el tratamiento cosmético complementa el tratamiento farmacológico.
- Acné grave. Es imprescindible el tratamiento oral, y por tanto la intervención del dermatólogo. Se completa con el tratamiento farmacológico tópico y los cuidados cosméticos.
La figura 2 resume el tratamiento farmacológico del acné.
En este artículo nos centraremos en el tratamiento de indicación farmacéutica.
Principios activos de uso tópico Los más habituales son:
- Farmacológicos:
- Peróxido de benzoílo. Es uno de los activos más seguros, baratos y eficaces tratamientos para el acné. Se emplea en casos de acné comedoniano leve y moderado.
Tiene acción bactericida, queratolítica y antiinflamatoria leve. Los efectos secundarios más habituales son la sequedad y la irritación. Parece que la concentración del 2,5% es igual de eficaz que las concentraciones del 5,0 y 10,0% y ocasiona menos irritación local. Puede decolorar la ropa y el cabello.
- Ácido azelaico. Actúa sobre lesiones inflamatorias y no inflamatorias con una eficacia comparable a tretinoina 0,05%, peróxido de benzoilo 5% y eritromicina al 2%. Tiene acción antiséptica, queratolíti-ca, antiinflamatoria y mejora además la hiperpigmentación postinflamatoria residual. Se emplea al 15 y 20%. No es irritante ni induce resistencias a P. acnes. Se emplean además activos de prescripción médica (tabla 2).
Tabla 2. Activos antiacné de uso tópico de prescripción médica
Son de elección (solos o combinados con otros medicamentos tópicos u orales como los antibióticos) en caso de acné comedoniano e inflamatorio leve a moderado. También son fundamentales en el tratamiento de mantenimiento. La isotretinoína es el único activo que actúa en todos los factores involucrados en el acné. Reduce la producción de sebo, el tamaño de la glándula sebácea en un 90%, inhibe la diferenciación terminal del sebocito y tiene acción antiinflamatoria porque reduce la población de P. acnes.
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- No farmacológicos. Se asocian entre sí y con los activos farmacológicos. Se emplean:
- Queratolíticos. Desobstruyen los poros, favorecen la renovación celular y afinan la textura de la piel. Los más empleados son el ácido salicílico (hasta el 2%), los alfahidroxiácidos (glicólico, láctico, etc.) y los extractos de plantas ricos en estos ácidos como el sauce. El ácido salicílico, al ser liposoluble, penetra en los poros y disgrega la grasa en el interior de los infundíbulos. De ahí que sea más eficaz que los alfahi-droxiácidos, que al ser hidrosolubles tienen una acción más superficial.
- seborreguladores, que controlan la sobreproducción de grasa. Los más utilizados son los inhibidores de la enzima 5-alfa-reductasa (zinc, sabal, calabaza, etc.), la vitamina B6, el resorcinol y en menor medida, los derivados de azufre y el retinol.
- Antisépticos. Frenan la proliferación de P. acnes. Los más habituales son el ácido salicílico, el triclosan y el aceite del árbol del té (con eficacia demostrada al 5%). En caso de acné inflamatorio también se emplea la niacinamida al 4%.
- Matificantes como el caolín y la sílice. Absorben el exceso de sebo y controlan el brillo de la piel.
- Otros. Se emplean además sustancias calmantes como el áloe vera y el bisabolol; resveratrol, que es antiinflamatorio y antibacteriano; y prebióticos, que alimentan la microbiota cutánea y dejan sin nutrientes a las bacterias que han crecido en exceso como P. acnes.
- Una de las áreas de investigación más prometedoras es la utilización de probióticos para reequilibrar la flora cutánea. Es de esperar que a corto plazo aparezcan nuevos productos que los incorporen para la prevención y el tratamiento del acné.
Preparados. Para el tratamiento tópico del acné o como apoyo se utilizan varios tipos de productos.
- Limpiadores. Eliminan las células muertas y el exceso de sebo y mejoran la penetración del tratamiento antiac-neico.
Durante años se emplearon limpiadores excesivamente enérgicos y deslipidizantes (por ej. con azufre, alta concentración de lauril sulfato…). Actualmente se emplean limpiadores específicos con aclarado -geles, espumas- formulados con tensioactivos más suaves. También se pueden usar limpiadoras sin aclarado como las aguas micelares.
- Productos tratantes. Son muy importantes en el comienzo del trastorno ya que pueden bastar para corregirlo. El vehículo ha de ser poco graso (gel, crema-gel, emulsión silicónica).
- Hidratantes. Compensa la sequedad ocasionada por el producto an-tiacneico y calma la irritación. Se recomienda usar geles y emulsiones de bajo contenido graso (con emulgente no iónico que emulsione el exceso de sebo) que sean no comedogénicos.
- Mascarillas y exfoliantes. Las mascarillas absorbentes son idóneas en caso de piel muy grasa. Las cremas exfoliantes, ya sea de tipo físico (con microgránulos), químico (peeling de hi-droxiácidos) o enzimático (con papaína o bromelaína) destaponan los poros.
CONSEJO FARMACÉUTICO
Es fundamental que el farmacéutico proporcione la máxima información al paciente sobre el tratamiento tópico del acné: modo de aplicación, posibles efectos adversos, etc. Las principales recomendaciones se recogen en la tabla 3.
Tabla 3. Tratamiento tópico: consideraciones generales
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Conviene adoptar además una serie de hábitos y de estilo de vida que aumentan la eficacia del tratamiento y mejoran el estado y el aspecto de la piel.
Medidas de higiene y cuidado
- Limpieza. Lavar la cara con agua y un limpiador específico para la piel acneica dos veces al día. Masajear suavemente la piel con movimientos circulares, sin frotar para no producir irritaciones.
- Hidratación. Tras la limpieza, aplicar la hidratante mañana y noche.
- En caso de tratamiento con retinoi-des, que resecan las mucosas, aplicar el bálsamo labial varias veces al día.
- Exfoliación. Se recomienda realizarla -con suavidad- 2 veces por semana en caso de preacné y acné no inflamatorio.
- Protección solar. Es importante aplicarla a diario. El fotoprotector tiene que ser oil-free, no comedogénico y preferentemente con activos seborre-guladores y matificantes. Se recomienda que tenga protección UVA y UVB alta o muy alta.
- Maquillaje. Usar fórmulas destinadas a la piel acneica, que sean oil-free y no comedogénicas. La prebase y el corrector de color verde son idóneos para contrarrestar el color rojizo de las lesiones de acné.
Medidas dietéticas
- Evitar el sobrepeso. Se ha comprobado que la incidencia de acné moderado a severo es mayor en adolescentes y jóvenes con mayor índice de masa corporal.
- Reducir el consumo de alimentos con índice glucémico alto: pan blanco, patatas, dulces, etc. Empeoran el acné porque aumentan los niveles de insulina e IGF-1, que activan la producción de andrógenos y sebo. En cambio, el consumo de pescado tiene efecto protector frente al acné.
- La controversia de la leche y derivados. Hasta hace poco no había evidencias que justificaran los cambios en la dieta. Sin embargo, cada vez hay más estudios científicos que demuestran la relación directa entre el acné y el consumo de lácteos. Se ha comprobado que la incidencia de acné moderado a severo es mayor en adolescentes y jóvenes que consumen más de 3 raciones de lácteos a la semana6.
- Sensibilidad a ciertos alimentos. El chocolate, los embutidos, los fritos, etc. no causan ni agravan el acné. Sin embargo, algunas personas sí relacionan el consumo de un alimento determinado con el incremento del acné en los días posteriores. En ese caso, sí conviene eliminar el alimento causante.
- Consumir un complemento alimenticio. Según estudios recientes, el suplemento por vía oral de ácidos grasos omega-3 o ácido -linolénico (aceite de borraja) durante 10 semanas disminuye significativamente el acné inflamatorio y no inflamatorio7.
Hábitos perjudiciales
- Manipular las lesiones. Se produce inflamación, enrojecimiento y heridas en la piel, que pueden dejar cicatrices permanentes.
- Tocar constantemente la cara con las manos.
- El afeitado eléctrico, en el caso de los hombres.
- El contacto accidental de la loción corporal, la crema de manos, la mascarilla del pelo, etc. con las zonas con acné.
- El estrés. Aumenta la liberación de andrógenos, que activan las glándulas sebáceas, y debilita el sistema inmuni-tario.
- El tabaco. Aumenta significativamen-te la aparición de comedones, especialmente si se fuman más de 10 cigarrillos al día. La nicotina activa la formación de sebo y la hiperqueratinización de la capa córnea.
- La exposición prolongada al sol. Pro-duce el aumento de grosor de la capa córnea y el oscurecimiento de las marcas del acné.
Falsas creencias
Conviene desterrar algunas creencias erróneas:
- ‘La falta de higiene ocasiona acné’. De ahí que muchos adolescentes utilicen limpiadores muy astringentes, exfoliantes abrasivos o cepillos de limpieza varias veces al día. Es importante que entiendan que esas actuaciones pueden incluso agravan el acné y aumentan la inflamación y el riesgo de cicatrices.
- ‘no hay que hacer limpiezas de cutis’. La extracción de los comedones abiertos, realizada con delicadeza y por profesionales, ayuda a mejorar el acné
- ‘Las cremas y el maquillaje empeoran el acné’. Todo lo contrario: el uso de cremas y base de maquillaje, siempre que sean oil-free y no come-dogénicas, mejora el aspecto y la calidad de vida de los pacientes.
CONCLUSIÓN
Es conveniente iniciar el tratamiento del acné lo antes posible, sin esperar a que se agrave. Al tratarse de una enfermedad crónica, debe tratarse de forma prolongada. El farmacéutico desempeña un papel fundamental en el abordaje de esta afección, tanto en la elección del tratamiento adecuado o la derivación al médico como en la información sobre buenos hábitos de cuidado de la piel y el estilo de vida y en la concienciación del paciente sobre el cumplimiento del tratamiento.
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