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Circulación Consejo farmacéutico | Tratamiento antihipertensivo en ancianos

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Numerosos estudios han demostrado que la presión arterial es susceptible de control por medio de modificaciones en el estilo de vida del anciano. Estas modificaciones son el tratamiento de las formas más leves de la hipertensión. Por tanto, se recomienda, seguir estas pautas: reducción de peso, disminución del consumo de alcohol, abandono de tabaco, reducción del consumo de la sal, realizar ejercicio físico regular, tomar suplementos de calcio y magnesio, ingerir una cantidad adecuada de potasio y realizar una dieta equilibrada.

 

Tratamientos farmacológicos

Cuando estas medidas no han sido suficientes para controlar la presión arterial, se debe instaurar un tratamiento farmacológico.

Se debe tratar al paciente de forma individualizada, eligiendo el fármaco idóneo, de acuerdo con las características del paciente. El fármaco inicial debe iniciarse a la dosis más baja, y aumentar en función de la respuesta de la presión arterial a la dosis máxima tolerable. El fármaco de primera elección suele ser un diurético tiazidico, por su coste, buena tolerancia, escasez de efectos adversos.

Se comenzará a una dosis de 12.5 mg/d de hidroclorotiazida, que puede ser aumentada hasta 25mg /d.

Si la respuesta al diurético es inadecuada, se debe añadir un segundo fármaco de otra clase, como puede ser, un bloqueante de los canales de calcio, por ejemplo el Amlodipino. Su acción principal, es bloquear la entrada de calcio a la célula.

Dentro de los grupos de segunda línea, están los betabloqueantes y alfabloqueantes, como son el atenolol y el prazosín. Éstos no son de primera elección, debido a que producen hipotensión ortostática. Otro grupo a mencionar, son los IECA (inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina), sólo se utilizan de primera línea, cuando el anciano posea diabetes, insuficiencia cardiaca o infarto previo. Un ejemplo de este grupo muy utilizado, es el enalapril. También se encuentran los ARAII (antagonistas receptores de la angiotensina II), que se utilizan cuando los IECAS están contraindicados. Un ejemplo de este grupo es candesartán.

Por último, se encuentran los fármacos de tercera línea, tales como los inhibidores directos de la renina, el aliskiren está dentro de este grupo y los  vasodilatadores no específicos, que poseen diversos efectos adversos por ejemplo minoxidilo e hidralazina.•

 

 

Blanca Esparza Echarri.
Farmacéutica comunitaria

 

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