Lo que ya no resulta tan frecuente escuchar a los padres preguntar al farmacéutico es «qué tipo de alimentos puede tomar» el niño mientras toma su medicamento. Esta segunda cuestión es tan importante como la primera, pues tal y como han demostrado los estudios farmacocinéticos, las características de una dieta (como puede ser hiperproteica, con abundante fibra, pocas grasas, etc.) puede constituir un factor decisivo. Ya resultan clásicas las interacciones negativas entreTetraciclina – lácteos (por el efecto quelante del calcio) o positivas entre Griseofulvina – grasas ( se precisa cierta cantidad de grasa para una óptima absorción). Así pues una determinada dieta puede modificar los efectos terapéuticos de los medicamentos, potenciándolos o disminuyéndolos.
La alimentación juega además un importante papel recordatorio. Resulta más fácil y cómodo el cumplimiento terapéutico a la hora de las comidas que en otro momento del día. Además, en ocasiones el alimento sirve para enmascarar propiedades organolépticas desagradables (mal sabor, color) y facilitar la toma (disolución de un polvo granulado en un zumo de frutas).
¿Qué alimentos pueden influir en la eficacia terapéutica de un medicamento? Desafortunadamente, alimentos muy comunes como la leche, los cítricos, las grasas y los azúcares en proporción elevada. Debe recordarse además que la alimentación actual conlleva implícitamente, por factores culturales, la obligación de una conservación, y con ello el uso de aditivos alimentarios conservantes. Los niños mayores y adolescentes, además introducen en sus hábitos dietéticos alimentos salados (salsas, pizzas, hamburguesas), bebidas excitantes (refrescos de cola, café, chocolate) y algunos además inician un hábito alcohólico.
A efectos prácticos, pasamos a comentar algunas asociaciones relevantes:
Alimentos ricos en grasas
Pueden aumentar la acción de ciertos analgésicos (derivados de la Pirazolona), además pueden modificar también la excreción de ciertos antibióticos (como el Cloranfenicol) y aumentar el riesgo de una hipervitaminosis si, al consumir una dieta rica en grasas además se ingieren vitaminas A y D. Por otra parte no hay que olvidar que para que efectivamente se absorban bien las vitaminas liposolubles (A,D,E,K), éstas deben administrarse después de una comida, ya que el concurso de las sales biliares facilita su absorción (y a sensu contrario, el administrarlas en ayunas es como si no se tomasen). El efecto contrario (una disminución de la absorción) se observa con los antirretrovirales (zidovudina, indinavir, didanosina). En este último caso se recomienda tomar estos fármacos en ayunas o una hora antes de las comidas.
Un alimento muy rico en grasas, como es el aguacate, interacciona con los anticoagulantes orales (warfarina, acenocumarol) disminuyendo los efectos de éstos (ya que induce el metabolismo de los mismos). Para estos pacientes se recomienda evitar la ingestión simultánea de grandes cantidades de aguacate y controlar el tiempo de protrombina periódicamente.
Dieta hiperproteica
Aumenta el metabolismo oxidativo (como por ejemplo ocurre con la Teofilina), debido a que aumenta la cantidad de citocromo P450 en los microsomas hepáticos y también el peso del hígado.
En el caso del antiulceroso Sucralfato reduce la absorción de éste al unirse a las proteínas, y lo que es peor, puede ocasionar obstrucciones del tubo digestivo (por impactación de bezoares).
Dieta rica en hidratos de carbono
Disminuye el metabolismo oxidativo al disminuir el contenido del citocromo P450 y la síntesis de la Delta – amino legulínico sintetasa (enzima encargada de controlar la velocidad de síntesis del grupo hem).
Dieta hipoproteica
Puede disminuir el flujo plasmático renal, el aclaramiento de Creatinina y la excreción renal de fármacos. Esto debe tenerse en cuenta también en las dietas vegetarianas, en las que también puede disminuir el aclaramiento metabólico.
Tóxicos generados al cocinar
Si se cocina la carne asada a la brasa con carbón vegetal, se forman unos hidrocarburos aromáticos policíclicos. Se trata de productos de combustión incompleta formados al gotear el asado sobre el carbón, los cuales son volatilizados y se vuelven a depositar sobre la carne. Se conoce la inducción de estos hidrocarburos sobre la oxidación y glucorunoconjugación, importantes reacciones en la biotransformación de fármacos. Además, no hay que olvidar que estas sustancias son potencialmente cancerígenas.
Verduras y fibras
Algunas verduras del género crucíferas (repollo, coles de Bruselas, coliflor, brecol, repollo) pueden aumentar algunas reacciones de oxidación y glucuronoconjugación. Una interacción especialmente preocupante se verifica entre este tipo de vegetales y los anticoagulantes orales, por cuanto disminuye la eficacia de los mismos al inducir su metabolismo hepático. Además, también contienen cantidades elevadas de vitamina K y por eso también disminuye su efecto al ser antagonistas. En este tipo de pacientes, habrá que evitar la ingestión simultánea de grandes cantidades de crucíferas y controlar el tiempo de protrombina de forma periódica.
Por otra parte, la fibra, tan beneficiosa y necesaria en los países desarrollados, puede «atrapar» a ciertos iones divalentes, como el hierro y el calcio, impidiendo su absorción.
Aditivos alimentarios
No deja de ser preocupante el efecto quelante de algunos aditivos sobre iones como el calcio y el hierro. Además los fosfatos contenidos en los refrescos de cola (por su efecto tamponador) y en el jamón dulce (por su efecto conservante) está demostrado que disminuyen el calcio. Esto deberá ser tenido en cuenta en aquellos pacientes que ya de por sí consumen corticoides y sobre todo para valorar su crecimiento.
Alimentos salados
Estos disminuyen probablemente la acción de los anti-inflamatorios
Azúcares
Si se toma una dieta rica en azúcares no conviene ingerir el Paracetamol ya que se disminuye la velocidad de inducción del medicamento. Tampoco los alimentos de elevado contenido en azúcar son compatibles con el consumo de la vitamina B12, pues contribuyen a incrementar su destrucción en el organismo.
Leche y derivados lácteos
Estos interfieren en la acción de fármacos que llevan Tetraciclina, de antiácidos como el bicarbonato, reducen el efecto terapéutico de algunos laxantes, como el Bisacodilo, y disminuyen también la absorción por el organismo de algunos suplementos minerales como las sales de flúor, potasio y hierro. Además si se ingieren medicamentos en forma de cápsulas, tampoco se recomienda consumir lácteos ni derivados, pues en este caso dichas cápsulas se digerirán donde no deben es decir, en el estómago en vez de hacerlo en el intestino, con lo cual perderán su efecto.
También la leche interfiere en la absorción de las quinolonas (ciprofloxacino, norfloxacino), reduciendo la absorción de las mismas.
Además no hay que olvidar que la leche es un vehículo intermediario de medicamentos en los lactantes. Como efectos negativos añadidos presenta: posible adsorción de los fármacos a las paredes del biberón, disminución de la velocidad de absorción para la Teofilina, disminución de la biodisponibilidad por interacciones debidas al calcio.
Zumos cítricos
Los diuréticos (Acetazolamida) los antidepresivos (como la Imipramina) o las sulfamidas no deben ingerirse con un consumo elevado de zumos cítricos, ya que se puede disminuir la eficacia de los mismos e incluso puede aumentar el riesgo de toxicidad.
Existen no obstante muchas otras interacciones como la de los antimicóticos que deben ingerirse con el estómago vacío para que el ambiente ácido pueda favorecer su absorción.
Mención especial merece el zumo de pomelo. Cada vez más se describen nuevas interacciones insospechadas debido a que actualmente se conoce mejor el mecanismo de esta curiosa interacción. En efecto, el flavonoide presente en este cítrico puede incrementar de forma muy notable los niveles plasmáticos de Ciclosporina y Tacrolimus (medicamentos que toman los niños trasplantados), por lo que habrá que evitar esta ingesta simultánea y para enmascarar el sabor amargo de estos fármacos se recomienda administrarlo con zumo de naranja, leche o batidos de chocolate (y no olvidar el monitorizar las concentraciones plasmáticas). Otra interacción relevante y preocupante se verifica entre el zumo de pomelo y ciertos antihistamínicos (terfenadina, astemizol) por cuanto se produce una elevación de los niveles plasmáticos de los mismos y se incrementa su cardiotoxicidad (arritmias, especialmente la conocida como «torsades de pointes»), así como con los antibióticos macrólidos (eritromicina, azitromicina). Debe evitarse esta asociación, o al menos espaciar ambas sustancias cuatro horas. También el zumo de pomelo incrementa los niveles plasmáticos de ciertos antiepilépticos (carbamazepina) y benzodiazepinas (midazolam, alprazolam).
Ajo
Consumido a dosis elevadas reduce la biodisponibilidad de ciertos antirretrovirales (saquinavir), por lo que se recomienda evitar la toma de preparados con ajo junto a estos medicamentos, puesto que estos se emplean para disminuir los niveles de colesterol (ya que los antirretrovirales ocasionan como efecto secundario una elevación de las cifras plasmáticas de colesterol).
También el ajo potencia el efecto anticoagulante de los anticoagulantes orales (puesto que el ajo por sí mismo posee efecto antiagregante). Debe pues evitarse esta asociación puesto que existe un riesgo real de sangrados y hemorragias.
Regaliz
Contiene ácido glicirrízico, de estructura similar a la aldosterona y por tanto con efectos similares a los mineralcorticoides (retención de agua y sodio, hipopotasemia). No solo puede existir una disminución del efecto terapéutico de los antihipertensivos (diuréticos tiazídicos, betabloqueantes) sino incluso la aparición de crisis hipertensivas con hemorragia cerebral grave.
Tiramina
Esta amina se encuentra en ciertos alimentos como patés, arenques, quesos curados, salami, esto es, alimentos que han sufrido un proceso de maduración o fermentación, escabechado, ahumado o contaminación bacteriana. Hace muchos años que se evidenció que interaccionan con los inhibidores de la MAO (antidepresivos que hoy se emplean muy limitadamente), selegilina (para tratar el parkinsonismo) o isoniazida (un antituberculoso), ocasionando episodios de hemorragias cerebrales graves. El mecanismo parece ser una hipertensión arterial debida a la tiramina per se.
Soja
Actualmente muchas familias consumen bebidas de soja como sustitutivo de la leche. Se sabe que este cereal contiene fitoestrógenos que además de poseer efectos estrogénicos (y afectar a la maduración sexual de niños y adolescentes), pueden antagonizar la acción antiestrogénica de fármacos administrados para tratar el cáncer de mama (tamoxifeno).
En conclusión, y a modo de resumen, no hay que olvidar que muchos aditivos alimentarios también pueden interaccionar con los medicamentos, por lo que en ocasiones el «culpable» habrá que buscarlo en el zumo de frutas envasado o en el flan industrial y no en el medicamento «inocente».
Respecto a la cuestión planteada al principio acerca del momento idóneo para administrar los medicamentos al niño, la respuesta en la mayoría de los casos es al inicio de las comidas, y no después. Esta regla general conoce sin embargo de algunas excepciones, como el caso de las vitaminas liposolubles que deben tomarse después de las comidas. También hay que considerar que la gabapentina se absorbe mejor con una dieta hiperproteica, mientras que las dietas ricas en grasas favorecen la absorción y la eficacia de antiepilépticos tales como la fenitoína o la carbamazepina (además hay que recordar que en pacientes epilépticos se recomienda seguir una dieta cetógena, con pocos hidratos de carbono).
Para concluir, siempre resulta interesante indagar acerca de los hábitos alimentarios de quienes nos demandan consejo, sobretodo a la luz de las últimas publicaciones acerca de ciertas «dieta milagro» (hiperproteicas sobretodo), teniendo la obligación ética y profesional como profesionales sanitarios de advertir y aconsejar sobre el balance riesgo-beneficio. •
Dra Mª Asunción Peiré García
Farmacóloga pediátrica
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