Cuando un paciente tiene un medicamento en sus manos, pocas veces se interesa por su origen, por el proceso de fabricación o por los pasos que ha tenido que seguir hasta su puesta en el mercado. Los medicamentos son, probablemente, los productos industriales más regulados y, por motivos de salud pública, su seguridad está protegida por organismos nacionales e internacionales.Los medicamentos pueden ser de origen biológico, extraídos de productos naturales, o ser obtenidos por síntesis química mediante reacciones de diferente complejidad. La morfina y la aspirina son ejemplos bien conocidos con ambos orígenes. Además, en los últimos 15 años se ha producido la incorporación progresiva de los denominados “medicamentos biotecnológicos” obtenidos mediante la aplicación de las técnicas de ingeniería genética. Sin embargo, con frecuencia el origen de los medicamentos es mixto, ya que muchos, tanto de origen biológico como biotecnológico, son modificados químicamente para mejorar su eficacia o seguridad. |
Los medicamentos biotecnológicos, a diferencia de los de origen químico, son producidos por organismos vivos, bacterias o células, en los que se ha introducido un gen capaz de producir una proteína con propiedades terapéuticas. Los fármacos biotecnológicos incluyen además, anticuerpos monoclonales, fragmentos de anticuerpos, ácidos nucleicos, vacunas, etc. que son utilizados en diversas indicaciones terapéuticas.
En los últimos años se ha producido un descenso significativo en la mortalidad del cáncer en los países desarrollados. Ello se ha debido a un mejor conocimiento de la enfermedad, a los progresos en las técnicas diagnósticas, y a los avances en la terapéutica con la introducción de la denominada “terapia dirigida”, desarrollada, en parte, gracias a los anticuerpos monoclonales y a las proteínas de fusión, medicamentos de origen biotecnológico. Una situación similar se ha producido en el tratamiento de enfermedades incapacitantes como la artritis reumatoide y otras enfermedades reumáticas donde los medicamentos biotecnológicos no sólo han mejorado la calidad de vida de los pacientes, sino que también han aumentado la supervivencia.
El desarrollo de vacunas obtenidas por biotecnología experimentará, según diferentes informes, un gran impulso en los próximos años. La primera vacuna de este origen fue la desarrollada frente a la hepatitis B, aunque se encuentran en diferentes fases de desarrollo las vacunas frente al VIH, cáncer de próstata, hepatitis C, malaria, etc.
Los medicamentos biotecnológicos reducen la mortalidad prematura, disminuyen la morbilidad y, en el caso de patologías crónicas, mejoran la calidad de vida de los pacientes. Así mismo, han contribuido al progreso de las técnicas diagnósticas, lo que ha facilitado el abordaje terapéutico de numerosas enfermedades.
Tanto los medicamentos químicos como los biotecnológicos están protegidos por patentes como productos innovadores. Al expirar las patentes, los medicamentos pueden ser producidos por diferentes fabricantes perdiendo la exclusividad el laboratorio innovador. Estos medicamentos en los que está asegurada su calidad por las agencias reguladoras se denominan genéricos en el caso de los medicamentos de origen químico, y biosimilares en el caso de los de origen biotecnológico.
Los medicamentos pueden ser también producidos por animales transgénicos en los que se les ha introducido un gen que no les pertenece y que expresa una proteína terapéutica. En las conocidas como “granjas farmacéuticas” se crían animales transgénicos, principalmente cabras, vacas y cerdos que producen diferentes medicamentos. Actualmente ya se produce en la leche de estos animales albúmina, insulina, neuropéptidos, factor VIII, etc. Este sistema de producción farmacéutica puede reducir los costes de obtención de numerosos medicamentos biológicos.
En el año 2007 se introducen en Europa una nueva clase de medicamentos conocidos como “terapias avanzadas” que incluyen la terapia génica, la terapia celular somática y los productos de ingeniería de tejidos. Aunque estas nuevas terapias están en pleno desarrollo son notables los resultados obtenidos en el tratamiento de diversas patologías.
La terapia génica, cuya introducción en clínica ha tenido serios problemas de seguridad, puede ser una buena alternativa en el tratamiento de la hemofilia y otras enfermedades genéticas.
En cuanto a la terapia celular, introducida en España en algunos hospitales, ha conseguido ya importantes éxitos en la regeneración de células, órganos y tejidos. Además de los trasplantes de médula ósea hay, al menos, tres procedimientos con metodología bien consolidada: los implantes de células en pacientes quemados y los implantes en lesiones articulares y oculares. En los próximos años la terapia con células madre permitirá un tratamiento eficaz de patologías cardiacas y concretamente del infarto de miocardio.
La ingeniería de tejidos tiene como objetivo producir tejidos vivos para reemplazar estructuras o funciones perdidas o seriamente deterioradas. La incorporación de diferentes biomateriales está permitiendo el diseño de injertos o prótesis en medicina regenerativa. La aplicación de injertos de piel en pacientes quemados fue una de las principales aplicaciones. Las terapias avanzadas son, por tanto, nuevos medicamentos, aunque sus características difieran tanto de las que conocíamos desde la explosión de la terapéutica farmacológica a mediados del siglo XX.•
Álvaro Domínguez-Gil Hurlé
Doctor en Farmacia
Comparte esta entrada: