El virus se transmite con facilidad de una persona a otra a través de pequeñas partículas expulsadas con la tos o los estornudos, suele propagarse rápidamente en forma de epidemias estacionales. La mayoría de los afectados se recuperan en una o dos semanas sin necesidad de recibir tratamiento médico. Sin embargo, en niños pequeños, personas de edad y personas aquejadas de otras afecciones médicas graves, la infección puede conllevar graves complicaciones de la enfermedad subyacente, provocar neumonía o causar la muerte. Es un problema grave de salud pública que puede causar una enfermedad grave y muerte en poblaciones de alto riesgo. La vacunación es la forma más eficaz de prevenir la infección.
Ya antiguas civilizaciones explicaban algunos tratamientos para el cuidado de la gripe, como por ejemplos los egipcios, que a través de sus jeroglificos se pudieron descubrir tratamientos para esta enfermedad, también los griegos, Hipócrates la describe como una de las peores enfermedades del siglo V a.C. y así varias civilizaciones, entre ellas las aztecas y los mayas.
No está muy claro por qué las epidemias de gripe ocurren de forma estacional y no de manera más uniforme a lo largo de todo el año. Las últimas pandemias se originaron en Asia, avanzaron hacia occidente y pasaron a América. Las pandemias tienen características comunes: aparición de un nuevo virus gripal de cepa A (en lo que corresponde a los antígenos hemaglutinina, neuraminidasa o ambos), existencia de población mundial sin inmunidad previa por ser un virus nuevo y alta capacidad infectiva (trasmisión) de la cepa.
La letalidad de las epidemias supera, en mucho, a la de las pandemias. Una de las peores y más letales fue la denominada gripe española (virus A, subtipo H1N1), que duró desde 1918 a 1919; las posteriores (la gripe asiática (tipo A, subtipo H2N2) y la de 1968 o gripe de Hong Kong (tipo A, subtipo H3N2) no han sido tan devastadoras pero también provocaron millones de defunciones. En las pandemias, la epidemia progresa hasta afectar a todo el planeta, las cinco últimas del siglo XX, fueron causadas por virus de la cepa A, con la aparición de los subtipos: 1900-1901: A(H3N8) .1918-1919: A(H1N1) (gripe española) con 50 a 100 millones de muertes .1957-1958: A(H2N2) (gripe asiática) con 70.000 fallecimientos. 1968-1969: A(H3N2) (gripe de Hong Kong) 47.000 fallecimientos. 1977. 2009- : A(H1N1) (gripe A).
Pero no fue hasta el siglo XX, concretamente en 1914, cuando Walter Kruse, profesor de Leipzing, demostró que los virus que causaban la gripe se encontraban diluidos en las secreciones de la nariz. El primer paso hacia la prevención de esta enfermedad fue en el año 1944, en que se desarrolló una vacuna creada por Thomas Francis Jr., y fue en el año 1945 cuando ya se encontraba disponible en Estados Unidos la primera vacuna contra la gripe, desde esa fecha investigadores y fabricantes de vacunas, desarrollan cada año una vacuna que contenga las variedades de virus que creen que circularán en cada temporada de gripe
Esta se produce por tres tipos de virus, A, B y C. Es un virus formado por partículas de ARN y por una membrana de envoltura donde se encuentran las glicoproteínas que caracterizan los antígenos de superficie de este virus: la neuraminidasa (N) y la hemaglutinina (H). La nomenclatura de los virus (OMS) sigue el siguiente orden: tipo de virus, lugar de origen, número de cepa, año de aislamiento y subtipo. Los tipos A y B provocan las epidemias de enfermedades respiratorias casi todos los inviernos. El virus C causa infecciones leves o asintomáticas sin repercusión para la salud pública. Estos virus sufren constantes cambios o mutaciones con lo que consiguen eludir el sistema inmunitario del individuo. Este es el motivo por el cual cada año se hace. Es una enfermedad altamente contagiosa e infecciosa, que causa epidemias cada año y ocasionalmente pandemias que se repiten cíclicamente. Los síntomas aparecen de 1 a 7 días más tarde, se propaga fácilmente.
Vacunación
La vacunación antigripal está ampliamente recomendada para grupos de alto riesgo,[] que son aquéllos en los que las complicaciones de la gripe pueden ser graves: Mayores de 60 años. Menores de 5 años. Inmunodeprimidos (diabetes, sida, trasplantados, etc.).
Con enfermedad grave previa especialmente respiratoria (enfisema, bronquitis etc) o cardiaca (infarto de miocardio, valvulopatías, insuficiencia, etc.). Además de los grupos de riesgo es habitual la vacunación anual del personal de servicios sociales básicos comares.
En general la vacuna se administra a todo aquella persona con mayor indefensión ante las complicaciones por déficit inmunitario y también a todo aquel que lo solicite dadas sus escasas contraindicaciones (hipersensibilidad o alergia a las proteínas de huevo o a los antibióticos usados en el cultivo de los virus), a fin de dificultar la transmisión todo lo posible.
La vacuna contra la gripe ofrece protección e inmunidad, es una manera eficaz de prevenir las complicaciones que puedan surgir sobre todo en personas de edad avanzada La mejor época para vacunarse frente a la gripe es durante los meses de octubre y noviembre. Es necesario volver a vacunarse todos los años.
Los pediatras aconsejan la vacunación frente a la gripe a partir de los seis meses de edad en niños pertenecientes a grupos de riesgo; recientemente el Comité Asesor de Vacunas de la Asociación Española de Pediatría (AEP) hizo público sus recomendaciones sobre la vacunación frente al virus de la gripe en la infancia y adolescencia e insiste en dos puntos: inmunizar a los niños a partir de seis meses, principalmente los que pertenecen a grupos de riesgo (menores afectados por dolencias respiratorias, cardiovasculares y metabólicas crónicas, inmunodeprimidos, pacientes oncológicos, etcétera) y promocionar la vacunación entre los propios profesionales sanitarios, sobre todo entre los que trabajan con población infantil.•
Maria Teresa Gómez
Redactora Revista Acofar.Madrid
o médicos, docentes, bomberos o milit
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