Acofarma ofreció el pasado martes, en colaboración con el Colegio de Farmacéuticos de Navarra, un curso sobre patología capilar que combinaba el formato presencial y online dirigido a farmacéuticos formulistas que quisieran ampliar sus conocimientos en este área.
Elisabet Jiménez, Business Lead de la unidad de Productos Químicos de Acofarma, fue la responsable de esta formación, que se centró en el tratamiento de los distintos tipos de alopecia, desde la androgénica y areata, de carácter reversible, a las más graves, las cicatriciales.
Durante la ponencia se destacaron las principales funciones de la formulación dermatológica a la hora de tratar esta enfermedad: cubrir lagunas terapéuticas, proporcionar dosis diferentes a las comercializadas, elaborar medicamentos retirados, realizar asociaciones de principios activos no disponibles en el mercado, emplear vehículos distintos a los que están a la venta, curar grandes superficies corporales…
“Esta individualización de los fármacos permite adaptar la prescripción a la patología específica y a cada paciente”, enfatiza Jiménez.
¿Cuántas clases de alopecia existen?
La alopecia androgénica es la más frecuente. De hecho, afecta al 80% de los hombres y al 40% de las mujeres en algún momento de su vida. Se caracteriza clínicamente por la pérdida de densidad capilar, ya que no se trata de una disminución de pelo real.
“La elaboración de medicamentos personalizados nos da la posibilidad de individualizar cada caso según diferentes variantes como sexo, edad, grado de alopecia, deseo de descendencia, enfermedades capilares asociadas, antecedentes médicos o fármacos prescritos”, explica Jiménez. Además, diversifica los posibles vehículos, como soluciones o geles hidroalcohólicos, geles semifluidos, espumas, soluciones acuosas, emulsiones o tratamientos tópicos u orales.
Para estos pacientes, el minoxidilo tópico sigue siendo el referente más efectivo. Según la Business Lead del laboratorio “al personalizarlo existen multiples ventajas, como prescribir vehículos que no causen problemas frecuentes como la dermatitis irritativa, mejorar la cosmeticidad del producto según sus necesidades, asociar diferentes principios activos o incluir aquellos que tengan una acción sinérgica con el minoxidilo… Además, si existen otras patologías asociadas, permite incorporar otros medicamentos”.
Con respecto a la alopecia areata, se destacó que clínicamente su forma más frecuente es la aparición de placas alopécicas de diferente número y tamaño en el cuero cabelludo. “Los tratamientos más adecuados en estos casos son los corticoides intralesionales y la inmunoterapia de contacto, que sólo se puede realizar a través de la formulación magistral y que es la mejor opción si es extensa a nivel corporal”, afirma Jiménez.
Por último, se analizaron distintas alopecias cicatriciales, un grupo heterogéneo de enfermedades de causa desconocida donde hay pérdida permanente de cabello.
La más habitual es la alopecia frontal fibrosante. “Para quienes sufren esta enfermedad es muy eficaz la formulación de una espuma capilar debido a la gran cantidad de coactivos compatibles que tiene, como minoxidilo, finasteride, corticoides o metronidazol, y también por la posibilidad de elaborarlo con sustancias termolábiles. Además, permite vehiculizar tratamientos muy eficientes como el tacrolimus en soluciones o geles fluidos cosméticamente aceptables a nivel capilar”, concluye Jiménez.
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